Cómo mantener la lactancia materna en la guardería

Si tener que dejar al bebé en la guardería es una situación difícil para los padres, lo es todavía más cuando esté tiene pocos meses de vida y sigue tomando lactancia materna exclusiva. La situación se complica si además de privarlo de la presencia de sus padres también surgen impedimentos para que continúe tomando la leche materna. Sus beneficios son incuestionables, por un lado proporciona la nutrición e inmunidad al bebé, que tan bien le irá en estos momentos que va a estar mucho más expuesto a algunas enfermedades que, aunque banales en su gran mayoría, incomodan al bebé y trastocan la organización familiar.

Seguir con la lactancia a pesar de la separación, contribuye a su vez a que la madre sienta que continúa haciendo algo muy valioso para su bebé. Por lo tanto, el hecho de la vuelta al trabajo de la madre, y en el caso de que el bebé deba ir a la guardería, no tiene por qué suponer el abandono de la lactancia, sino que puede seguir alimentándose con leche materna extraída.

Es primordial que las escuelas infantiles faciliten a los padres que el lactante continúe alimentándose con leche materna, bien permitiendo que la madre pueda acudir a amamantar a su bebé o, en el caso de no ser posible para la madre, deben conocer cómo conservar y administrar la leche extraída de la madre.

Es recomendable para evitar manipulaciones llevar a la guardería la cantidad de leche materna necesaria para todo el día, repartida esta en varios recipientes. Se pueden usar tanto los recipientes destinados para uso alimentario (los mejores son los de cristal), previamente lavados con agua caliente y jabón, aclarándolos y dejándolos secar al aire. También pueden lavarse en el lavavajillas.

Otra opción son los recipientes destinados para tal fin. Sea cual sea el recipiente utilizado para evitar posibles confusiones, deberemos de etiquetarlos con el nombre y apellidos del bebé. Si la leche que llevas a la guardería está congelada se puede descongelar sumergiendo el recipiente en otro con agua caliente y se puede guardar en la nevera una vez descongelada hasta su administración un máximo de 24 horas, no pudiéndose volver a congelar nuevamente. En el caso que se trate de leche recién extraída, esta debe conservarse en la nevera a una temperatura entre 0º C y 4º C donde se puede mantener hasta ocho días.

Para su administración al bebé, la leche materna no debe calentarse en el microondas ni ser hervida. La forma idónea es calentarla en un recipiente de agua caliente (baño maría) a una temperatura de 36º C (temperatura que sale del cuerpo de la madre), también se puede ofrecer a temperatura ambiente. Una vez calentada es conveniente agitarla. La leche que el bebé no se termine, hay que desecharla, se podría guardar como máximo 30 minutos posteriores a la toma, pero nunca volver a calentar, ya que ha estado en contacto con la saliva y bacterias de la boca del bebé.

De todos modos la leche materna es mucho más fácil de conservar que la leche de fórmula, puesto que puede mantenerse unas 4-6 horas a temperatura ambiente (16º C a 25ºC).

Otra de las frecuentes preocupaciones de las madres es la cantidad de leche que puede necesitar llevar a la guardería. Es importante que sepas que esto va a depender en gran medida del tiempo que vayáis a estar separados, de la edad del bebé y de si este come ya otros alimentos, aunque ahora te parezca difícil saber qué cantidad puede necesitar, en unos pocos días lo irás viendo. De todos modos no te sorprendas si prefiere no comer nada de nada en tu ausencia. Los hay «listos» que prefieren barra libre cuando la madre regresa.

Ante cualquier duda, los responsables de las escuelas infantiles pueden solicitar ayuda a los profesionales de los Centros de Salud.

Fuente;: La Razón

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