Los artistas piden que se exija un coste mínimo de las fallas para concursar

Los profesionales de València, Burriana y Alicante plantean medidas similares a las de las Hogueras, donde solo se puede entrar en el concurso a partir de un presupuesto de 8.000 euros

Los gremios de artistas falleros de València y Burriana y de constructores de Hogueras de Alicante, agrupados como Federació d’Artistes Fallers i Foguerers de la Comunitat Valenciana, han dado un nuevo paso dentro de la petición de mejorar el esfuerzo económico destinado a la realización de las fallas en aras a, por extensión, dignificar su propia situación laboral. El goteo de talleres que cierran, los escasos márgenes de beneficio que deja la relación laboral (en gran parte por los excesos de trabajo que ponen en la calle los profesionales) y la sensación cada vez más extendida de que el oficio camina hacia su extinción, han llevado a estos colectivos a pedir un consenso con el que se consiga, por ejemplo, que exista un mínimo de dinero destinado al monumento fallero que permita que circule más capital en los talleres.

El debate sobre las limitadísimas cantidades que se destinan a la obra artística ha arreciado durante el presente ejercicio, a raíz del lema «Volem Falla» con el que se pretende poner el ojo en el cada vez más precaria situación del oficio de artista fallero.

Los datos oficiales son pavorosos: números en la mano, y si se exceptúan las secciones Especial, Primera A y Primera B, cada fallero invirtió en el monumento apenas tres euros mensuales de su aportación. Una cifra que resulta claramente irrisoria, especialmente cuando se entra en el debate de cuánto se destina a partidas lúdicas, como la carpa, la orquesta, la pirotecnia, la comida y la bebida. Por contra, también se recuerda que en las comisiones han aumentado exponencialmente sus obligaciones económicas, como el pago de la hipoteca del casal o de servicios externos. O que la ruina de los artistas falleros se debe también, en gran medida, a su mala administración del taller o al exceso de competitividad, que les lleva a no autolimitarse en la cantidad de material que plantan. ¿Cómo incentivar la inversión? Existe el precedente de Alicante. Allí, las comisiones de hogueras tienen que invertir un mínimo de 8.000 euros para poder participar en el concurso.

Aun así, plantear un mínimo no parece la solución perfecta. El pasado ejercicio se aceptó un mínimo de 600 euros, aunque éste se antoja claramente insuficiente (tan sólo una comisión de las 381 firmó el contrato por esa cantidad). Otra cosa sería establecer un calendario de subidas progresivas a varios años vista. La presión seguiría siendo en las categorías inferiores, aunque con la esperanza de que esto empujara a las siguientes secciones a hacer un efecto dominó.

No está claro si esto solucionaría, por ejemplo, el problema de los artistas de élite, que están poniendo en la Sección Especial unas cantidades de falla claramente incompatibles con el concepto de «buena administración económica».

En cualquier caso, siempre se hablaría de cantidades plenamente asumibles por cada comisión, aunque los mínimos actuales (los mencionados tres euros por fallero y mes) se antojan fácilmente mejorables. Establecer el coste en función al presupuesto de cada comisión (algo que también se ha escuchado) es ilusorio, puesto que no existen organismos de control para saber de qué dinero dispone cada una.

Limitación de tamaños

Los artistas también ponen sobre la mesa la limitación de tamaños: «consideramos necesario que, ante el desfase en las diferentes categorías en cuanto a desigualdades de volúmenes y trabajo, se marcaran unas medidas de base y altura por secciones para que todos los compañeros artistas falleros podamos competir en igualdad de oportunidades, al igual que existen en fallas infantiles y en la Exposición del Ninot».

Se antoja que la única solución para ir avanzando es una reunión con todas las partes implicadas en la misma mesa: lo que pagan el trabajo (los falleros), los que lo realizan (los artistas) y la Junta Central Fallera o el Ayuntamiento como mediadores. Y el tiempo apremia porque los contratos ya se están firmando. El fenómeno «Volem Falla» se acuñó de forma apócrifa, aunque detrás del mismo había artistas falleros y entusiastas de la falla como creación artística. Una expresión que se ha repetido insistentemente a través de las redes sociales (tiene su propio logotipo) y que se utilizó en las galas tanto de primeros premios como en la de los artistas falleros. Con la llegada de las conversaciones para elaborar la nueva clasificación de fallas llega, seguramente, su hora de la verdad.

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