Moncloa se reafirma en el diálogo pese a las amenazas

El Gobierno central salió públicamente a valorar el discurso emitido por Quim Torra pasadas las nueve de la noche. Una deferencia hacia el presidente de la Generalitat y una oportunidad para volver a explicitar su oferta de diálogo por el autogobierno. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, comenzó su intervención con un tono pausado y ciertamente recriminatorio hacia Torra, quizá el único reproche que le dedicó, señalando que se trataba de un «relato independentista, para independentistas» y «sin muchas novedades». Celaá afeó que estuviera anclado en el pasado, apelando a conceptos del siglo XIX, así como al victimismo. Hasta ahí llegó la crítica, porque a renglón seguido de reconocer que había «muchas cosas en las que no estaban de acuerdo», la portavoz del Gobierno viró a su cara más conciliadora y mostró la disposición de su Gabinete a «negociar sobre los asuntos que nos unen a los catalanes».

Celaá recogió el guante de Torra, con su argumento de que no daría un paso atrás, considerando que es el momento de «dar pasos hacia adelante». Una actitud que ha adoptado el Ejecutivo con la reactivación de las comisiones bilaterales para recuperar leyes sociales, competencias e infraestructuras. «Queremos seguir hablando y encontrar soluciones juntos», destacó. La portavoz reiteró en numerosas ocasiones su oferta de diálogo y celebró que se haya abierto esta senda, una senda que no se va a ver cegada a pesar de los pronunciamientos de Torra. «Estamos firmemente determinados a resolver este conflicto», destacó.

En cuanto a la declaración del presidente de la Generalitat de que no espera otra sentencia que no sea la absolutoria, la portavoz gubernamental defendió el sistema judicial español como «garantista» e «independiente» y que las sentencias «hay que aceptarlas».

El Gobierno mantiene así su mano tendida hacia la Generalitat y vuelve a la actitud condescendiente frente a los ataques directos de Torra. Este discurso se había visto recrudecido después de que Sánchez amagara con la aplicación del artículo 155 de la Constitución si el Govern incurrría en el quebranto de la ley o el desacato. Una advertencia que, no obstante, el Ejecutivo no explora aplicar en el corto plazo. Desde Moncloa quieren agotar la vía del diálogo antes de recurrir a medidas más extremas como la suspensión de la autonomía, pero aseguran que ante «los días complicados que se avecinan» en Cataluña, con el otoño caliente que anticipan los independentistas, se deben mantener firmes en sus posicionamientos y que estos sean reconocibles por parte de los responsables políticos catalanes.

Fuente: La Razón

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