Susana Díaz intenta blindarse ante la «operación Montero» para sustituirla

La vorágine de acontecimientos con foco en Andalucía obligó en su momento a Pedro Sánchez a aplazar su deseado asalto al PSOE-A, tras enseñar prematuramente a Susana Díaz la puerta de salida la misma noche electoral del 2 de diciembre. Cundió la prisa en el entorno del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, que dio por hecha la dimisión de la todavía hoy presidenta en funciones de la Junta. No contaron con que la líder andaluza se replegaría sobre sí misma y sus filas. La presión interna, en forma de llamadas telefónicas de otros barones territoriales con mando en plaza, hizo a Sánchez caer en la cuenta de que no podía permitirse abrir una guerra al menos hasta que el cambio al frente del Palacio de San Telmo fuese efectivo. La aún presidenta en funciones trata de blindarse ante cualquier movimiento desde Madrid. Ayer, el PSOE-A confirmaba su intención de aferrarse al asiento, presentándose a la investidura de la nueva legislatura, refugiada en la legitimidad que le otorgan ser la fuerza más votada, un millón de andaluces.

La duda que atormenta a la guardia pretoriana de Díaz no es ya si el líder del PSOE volverá a la carga para promover el relevo de la cúpula socialista andaluza, sino cuándo retomará esa carpeta de «asuntos pendientes». «Necesitamos un proyecto renovado, porque el actual ya se ha enfrentado a las urnas y ha perdido el poder»: así de tajantemente resumen la situación algunos colaboradores cercanos a Sánchez, convencidos de que la debacle en las urnas es atribuible «en un 90% a las casi cuatro décadas que llevamos gobernando y a la mala gestión de Susana». Las intenciones, por tanto, siguen siendo las mismas: forzar en el PSOE-A un nuevo liderazgo en sintonía con la dirección federal.

A tal fin, sigue sonando el nombre de María Jesús Montero, a pesar de las reticencias de Sánchez a prescindir de un valor en alza de su Gobierno, además de las propias de la titular de Hacienda. Montero se descarta. «De momento». La ministra ya se ha visto en la necesidad de empezar el año negando conversaciones al respecto con el presidente. Su futuro está por ahora vinculado al Ministerio, donde trabaja para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2019. Ahora bien, Montero se muestra claramente partidaria de un «proceso de reflexión» en el socialismo andaluz: «Lo que tenga que hacer el PSOE-A contará con todo mi apoyo», aseguró en una entrevista a la Cadena SER quien pasa por ser la favorita de cara a una sucesión.

A todas luces, existe una división de opiniones sobre el momento mejor para abrir la operación recambio de Susana Díaz, sobre todo ante el acelerado ciclo electoral a la vuelta de la esquina. Las municipales del próximo mayo se presentan, desde luego, como la fecha límite para los sanchistas, confiados en que «Susana caerá como fruta madura». Sin embargo, según sus próximos, «la jefa anda preparada para dar la batalla» –como lo demostró ayer confirmando que se presentará a la investidura–, aunque es verdad que algunos han empezado a advertir dudas en ella. De ahí, seguramente, las voces partidarias de negociar una salida tranquila y ordenada –sigue pendiente una cita entre Susana Díaz y Pedro Sánchez-, incluida la recomendación de ofrecerle una contraprestación digna. ¿Quizá un cómodo lugar en la lista europea? «Cuanto más lejos, mejor», se oye repetir en el cuartel general del Partido Socialista en la calle Ferraz.

Proclive a una solución de consenso sería José Luis Ábalos, secretario de Organización, y, claro, encargado de ejecutar con absoluta lealtad las órdenes de Sánchez, aunque consciente a la vez de que un paso en falso podría conllevar una revuelta interna de bases, cargos y alcaldes, tan necesarios todos ellos para afrontar las inminentes citas con las urnas. Entrar a sangre y fuego en el socialismo andaluz (una ocurrencia de Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas, referente del presidente del Gobierno en la comunidad autónoma y partidario de implantar de inmediato una gestora) desbordaría las tensiones en la mayor federación socialista, hecha a día de hoy a imagen y semejanza de Susana Díaz. «No nos dejarían bajarnos del AVE en Santa Justa», confiesa alguien del equipo de Ábalos.

De momento, la todavía presidenta no ha ocupado ningún cargo en el comité de dirección del grupo parlamentario, manteniendo la estructura como si nada hubiese pasado el 2-D. El viernes 11 se reúne la Mesa de la Cámara una vez culminada la ronda de investidura con los distintos grupos.

Fuente: La Razón

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