«Hacía tiempo que el pueblo no estaba tan tenso», comentaban entre ellos dos miembros de emergencias sanitarias en la Plaza de los Fueros. Y es que ayer, el municipio navarro de Alsasua, el mismo donde hace dos años agredieron a dos guardias civiles y sus parejas, se convirtió en una especie de aquelarre abertzale en el que una parte del pueblo, junto con más radicales venidos desde Bilbao, esperaban en el Ayuntamiento la llegada de los participantes del acto de España Ciudadana, a los que recibieron a pedradas.
El centro era un fortín de agentes forales y guardias civiles. A un lado de la plaza, los abertzales. Al otro, los participantes de España Ciudadana separados por una cadena humana de los organizadores de la plataforma con chalecos fosforitos y el muro de la Policía foral. «Asesinos», «vosotros, fascistas, sois los terroristas», «hijos de puta», «fuera de aquí» o «dejadnos en paz» fueron algunas de sus «pacíficas» consignas que gritaban a los que detectaban como participantes «invasores». Y es que el mandato abertzale era que se demostrara que ellos no eran los violentos que dice la «prensa española, manipuladora».
El kiosko de la Plaza de los Fueros de una Alsasua congelada por el frío y teñida por la niebla de primera hora, amaneció lleno de estiércol con las banderas de Cs, VOX, y PP plantadas en él.
Los antifascistas madrugaron. Desde las 9:20 comenzaban a llegar en pequeños grupos a las puertas del cementerio donde se preveía la llegada de los autobuses, que finalmente cambiaron de itinerario. Los antifascistas continuaron 200 metros más adelante donde se concentraron precedidos de una trikitixa (un arcordeón pequeño). Parada, gritos de «no pasarán» o «fascistas kanpora» y orden de desconvocar a las 11:00. «Desconvoca, desconvoca ya», le decía uno a otro con la previsión de no hacerse responsables del recibimiento que cada uno quisiera hacer a título personal a la España Ciudadana. Movimiento de los policías forales y carreras de los periodistas. «Se está liando en la plaza del ayuntamiento». Muchos periodistas eran increpados. Escupitajos, patadas, empujones… Alsasua se convertía en territorio hostil. «Españoles, hijos de puta». «Alde Hemendik» (fuera de aquí) coreaban. Y entre ellos se encontraba el etarra Josu Zabarte, conocido como el «carnicero de Mondragón», con 17 asesinatos a sus espaldas.
Fuente: La Razón