Pintor de origen germánico, activo en Valencia y documentado entre 1393 y 1410. Su personalidad artística se ha reconstruido a partir de la tabla de La incredulidad de Santo Tomás (catedral de Valencia). Su estilo, una versión propia del estilo gótico internacional, se caracteriza por la gran riqueza inventiva y el vigor expresionista en la descripción de los personajes, propios de la miniatura y la pintura mural de los Países Bajos y del norte de Francia.
La hipótesis del origen germánico de Andrés Marzal de Sax se sustenta en el hecho de que un documento de 1396 se refiere a él como el pinctor alamany, apodo que sustituyó más tarde por el de Maestro Marzal. Pese a que se deduce que fue el más importante pintor de su tiempo en Valencia, un documento de 1410 da fe de la ayuda y pensión que el Consell de la ciudad le otorgó ante su situación de pobreza, alegando agradecimiento por los buenos servicios del pintor en materia artística.
Se sabe que se estableció en Valencia hacia 1390 y que residió en la ciudad al menos entre 1393 y 1410. Su carácter germánico le acercó a otros maestros contemporáneos de Colonia, Westfalia y Bohemia; en España, por otra parte, trabajaban en esta época artistas como Bernat Martorell, Pere Nicolau y Jaume Mateu. Precisamente Pere Nicolau, con quien colaboró en alguna ocasión, alternó admiración y rivalidad con el maestro.
En la tabla de La incredulidad de Santo Tomás (catedral de Valencia) se aprecian los rasgos más característicos de su estilo, claves para reconocer su personalidad: priman los elementos expresivos, las manos grandes y vivaces, los rostros que recuerdan tallas de madera y los pliegues de los vestidos en forma de caracolas. Otra de las obras destacadas de su producción es el gran retablo de San Jorge, sin parangón en su momento, compuesto por más de treinta tablas y conservado en el Museo Victoria y Alberto de Londres. La pintura de Andrés Marzal de Sax aportó una versión personal del gótico internacional que fue decisiva no sólo en el panorama pictórico valenciano, sino también en distintos focos de Cataluña y Aragón.

La Batalla del Puig, detalle del retablo
El combate, aquí representado, es sin duda la Batalla del Puig, donde según la tradición San Jorge se apareció ayudando a las tropas cristianas. Esto convierte al retablo del Centenar en la primera pintura histórica de España.
Podemos observar a San Jorge, en uno de los paneles centrales del retablo, vistiendo el uniforme de la compañía de ballesteros, con la dalmática de lienzo blanco con la cruz roja y la pluma de garza en el casco.
En cuanto a la ubicación original del retablo se piensa que estuvo situado en la capilla que la Cofradía tenía en la Iglesia de San Jorge hasta su demolición, sin descartar la posibilidad de que se hubiese encontrado en la Capilla de la Casa de la Ballestería, en la calle Ballesteros.
La Iglesia de San Jorge tenía su puerta principal en lo que hoy conocemos como la plaza de Rodrigo Botet, allí la Cofradía del Centenar de la Ploma tenía altar propio, era la capilla de Nuestra Señora de las Victorias o de las Batallas, talla policromada de origen románico del s. XII y que al extinguirse la Cofradía pasó a la parroquia de San Andrés Apóstol (actual San Juan de la Cruz de los PP. Carmelitas), demarcación a la que pertenecía la iglesia de San Jorge. Posteriormente la iglesia de San Andrés se reubicó a en la calle Colón nº 8 donde podemos encontrar la talla en la actualidad.
Fue pues el Centenar de la Ploma quien encargó el retablo, plasmando en él tanto los motivos históricos más significativos para su compañía como los símbolos que les definían.

