La trufa está dispuesta a desmarcarse de esa constante histórica de plato exclusivo. Pero esa tarea no es fácil. Resulta difícil imaginar el panorama culinario sin el diamante negro. Sus méritos la han hecho merecedora de semejante distinción. Lujo gastronómico pero asequible a pesar de su estacional consumo.
Apicius se ha convertido en una voz autorizada y reconocida, dentro y fuera de la ciudad de Valencia, cuando se habla de la trufa silvestre.
Enrique Medina e Yvonne Archidiacono nos proponen conocerla con un menú de siete platos. A diferencia de lo que sucede con otros productos el efecto de la trufa es inmediato.
La primera entrega del menú «galleta de queso trufada», nos despierta curiosidad. Tras ser inicialmente eclipsados por el «capuccino de coliflor trufado», su éxito inicial abre definitivamente una importante brecha, nos aguarda el «Sashimi de dentón con trufa silvestre». Aroma y sabor acusado en crudo. Maridaje complejo que no minusvalora las propiedades del pescado.
Un presentismo culinario que trabaja sabores desde el primer plato, enarbolando las virtudes de la trufa. Como quedan platos por delante mejor ir tomando carrerilla que nos acerque al final. El menú degustación flota en una realidad mecida de texturas mientras la trufa encumbra a la perdiz, preñada en un canelón.
La peregrinación trufera se intensifica, nos obsesiona, al tiempo que nos reencuentra con el huevo de corral, patata, parmesano y trufa. No conoce límites si hablamos de un icono tan atemporal como moderno.
Source: Comunitat Valenciana