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Tal día como hoy del año 1774, por medio de Real Cédula despachada por el Consejo de Castilla y refrendada por “Don Pedro Nolasco de Arrieta, del Consejo de S. M. su Secretario, y escrivano de Camara y de Govierno por lo tocante à los Reynos de la Corona de Aragon”, se aprobaron las ordenanzas del Gremi de Fusters, disponiéndose que el gremio “celebre fiesta anual a su patrón San José en la capilla de la casa cofradía, con sermón y rosario por la tarde, sin que los gastos excedan de 25 libras.” La casa cofradía se encontraba en la parroquia de San Martín “i en les cases i hort d’En Berenguer.”
En un primer momento además de carpinteros recoge los oficios de imagineros e incluso pintores y también un pequeño grupo relacionados con los «menesters» de la carpintería.
La Casa Gremial se encuentra en la calle Balmes, 29, en el antiguo barrio de Velluters.
Durante la Edad Media y continuando con la influencia de época islámica, el trabajo de la madera se convirtió en un elemento fundamental para la vida cotidiana, debido a la amplia tipología de productos realizados a partir de esta materia prima. Era el material imprescindible para la construcción (tanto de casas como de embarcaciones), para la elaboración de herramientas y recipientes, así como para la elaboración de un sinfín de objetos de uso cotidiano. No en vano, la “Confraria e ofici dels fusters” está presente en la ciudad de Valencia desde el mismo momento de la conquista cristiana.
El 17 de enero de 1242, el Llibre del Repartiment asignaba a Guillem Francolí, carpintero, dos talleres delante de la Iglesia de San Martín. Fue precisamente en esta parroquia donde se instalaron la mayor parte de obradores de los artesanos de la madera en Valencia y donde, desde 1479, se ubicó la casa de la corporación gremial, en pleno corazón del barrio de Velluters, donde sigue en la actualidad. Al igual que otras corporaciones, los carpinteros valencianos construyeron una capilla en la iglesia de San Juan del Mercado, cuyo patrón curiosamente no fue San José, sino San Lucas Evangelista. Sería 1355 cuando se incorporó también la advocación a San José y, posteriormente, en 1400, a la Virgen María y Jesús Infante.
El último cuarto del siglo XV fue la época dorada del oficio de carpinteros en Valencia, aprovechando el viento a favor del siglo de oro valenciano.
Una cuestión fundamental fue el aprovisionamiento de madera en Valencia, una ciudad rodeada de huerta y sin bosques próximos. Sin embargo, el río Turia representaba una vía directa de llegada de madera a la ciudad, directamente conectada con las serranías de Cuenca, Teruel o Ademuz, de donde provenía la mayor parte de la madera empleada en Valencia. El descenso de los troncos a través de los principales ríos valencianos fue una actividad que se mantuvo viva hasta finales del siglo XIX.
En las imágenes vemos la fachada de edificio donde se ubica la sede del gremio de carpinteros en Valencia, relieve en el dintel derecho en la puerta de entrada de la sede del gremio y cerámica medieval representando a dos carpinteros.