Pasadas las doce y media de la mañana. Plaza de la Villa de Madrid. Rivera y Arrimadas. Todo estaba previsto y confirmado y nada se ha salido del guión. El que es, sin duda, el anuncio estrella de lo que llevamos de precampaña electoral se ha hecho oficial pasado el mediodía: la líder de Ciudadanos en Cataluña dará el salto a la arena política nacional para reforzar las posibilidades electorales del partido de cara al 28-A. Todo un golpe de efecto sobre el tablero ya de por sí ajustado que prevén las encuestas entre las opciones de los electores de centro-derecha. Ha reconocido que ha sido una decisión “difícil”. Sin embargo, el “momento dramático” que vive España y el “reto histórico” que constituyen las elecciones generales la han motivado a dar este paso adelante: “Voy a dejarme la piel para que Albert Rivera sea el próximo presidente de España y voy a seguir defendiendo el constitucionalismo allí donde es más difícil. Pero os anuncio que voy a presentar mi candidatura a las primarias de Ciudadanos al número uno por Barcelona a las próximas elecciones generales”. Visiblemente emocionada, ha añadido que “caminaremos juntos hasta el Gobierno de España”. Inmediatamente después del anuncio se ha fundido en un abrazo con Rivera.
Minutos antes había cargado duramente contra el Gobierno socialista: “¿Os imagináis cuatro años más de Sánchez en Moncloa con los separatistas? Yo no quiero ver esos cuatro años de negro futuro”, ha subrayado durante su intervención. Porque tal y como ella misma ha asegurado, la decisión de dar este paso se fundamenta en la necesidad de “sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa y a Torra y el separatismo del Gobierno de España”. Arrimadas ha insistido en que ha llegado el momento de que España “tenga un Gobierno liderado por Ciudadanos, por un partido limpio que sabe distinguir a Torra y a Puigdemont del resto de catalanes”. Por ello, ha asegurado que, a su juicio, sería “justicia poética que el próximo presidente de España fuera Albert Rivera, un catalán que se ha dejado la piel defendiendo el constitucionalista en Cataluña”.
La expectación generada en los días previos ha contribuido a llenar la céntrica plaza madrileña. Contagiados por la euforia y dando forma a un ambiente similar al que rodea las presentaciones de los grandes fichajes de la liga de fútbol, centenares de participantes han jaleado a Rivera y Arrimadas. Todo ello alrededor de un acto de por sí extraño, como lo es que un partido presente a su cabeza de cartel por Barcelona a los pies de la sede del antiguo Ayuntamiento de Madrid. Y que implicará que la propia Arrimadas, para llegar al Congreso de los Diputados, renuncie al escaño que obtuvo hace poco más de un año en el Parlament de Cataluña tras obtener un histórico triunfo frente a los partidos separatistas.
El salto de Arrimadas a las listas de Ciudadanos para las generales, operación cuyo debate interno fue adelantado esta semana por LA RAZÓN, busca reforzar el mensaje del partido naranja en torno a la que será uno de los temas que monopolizará buena parte del debate en la campaña electoral: la cuestión catalana. En Cs, se percibe que el tándem Rivera-Arrimadas tiene un indudable tirón entre el electorado –“Es un cartel electoral ganador”, reconocen en la formación– y que puede dar un empujón trascendental en un escenario en el que, según las encuestas, están a poco más de un millón de votos de distancia del Partido Popular.
Otra prueba más de la importancia que concede Ciudadanos y Arrimadas a la situación que vive Cataluña, es que el primer acto que protagonizará la ya candidata por Barcelona tendrá lugar a las puertas de la mansión de Puigdemont en Waterloo. Viajará hasta esta localidad belga para recordarle al ex jefe del Govern catalán que “la república no existe” y que “ él no es presidente de nada”, sino “un fugado de la Justicia”. Junto a ella viajarán a Waterloo su número dos en Cataluña, Carlos Carrizosa, y la diputada autonómica y senadora, Lorena Roldán. Precisamente las dos personas que, con el ahora seguro aterrizaje de Arrimadas en el Congreso, están llamadas a pilotar la nave naranja en el Parlament y en la única comunidad en la que, hasta el momento, han logrado ser la fuerza más votada.
Fuente: La Razón