"Aunque ganaran los ''malos'', ya nada será igual. Podemos y Compromís son un revulsivo"

-Visto lo que ocurrió en las autonómicas, ¿debería gastarse menos en encuestas?

-Probablemente, aunque sí marcan tendencias, y esta es el fin del bipartidismo.

-¿Y es irreversible?

-Los dos grandes partidos podrían entrar en un proceso de descomposición, como en Grecia. Lo que creo irreversible es la aparición de nuevos actores.

-¿Una quiniela electoral realista?

-Sinceramente, creo que podemos sacar cuatro diputados por Valencia, tres por Alicante y uno por Castellón. Me he jugado una paella con José María Chiquillo (cuarto en la lista del PP por Valencia al Congreso de los Diputados) a que no sacan el quinto.

-El 66 por ciento de sus cabeza de lista son mujeres y tienen el electorado más joven ¿Dan por perdido el segmento de pensionistas?

-No, pero por necesidad nos hemos visto obligados a movernos en las redes sociales y allí mandan los más jóvenes. Pero la juventud no está en la edad, sino en el cerebro. Cuando oigo hablar al presidente Mujica… es más joven que algunos que se presentan a esta elecciones.

-España no está como estaba en las Generales de 2011 y la gente no parece tan indignada como entonces. ¿Eso juega a favor o en contra de formaciones como la suya?

-Por mucho que el PP se empeñe en dar el mensaje de que estamos mejor, no es cierto. Mi obligación es decir que esos que afirman ser grandes gestores, en una empresa normal estarían ya fuera.

-¿España está todavía indignada?

-Creo que sí. Una cosa son las proclamas, y otra, el sentimiento de la gente.

-¿Qué opina de las últimas propuestas de Mariano Rajoy de rebajas del IRPF?

-Si tan buenas son, ¿por qué no las ha hecho antes? Ha tenido cuatro años para ello.

-Él defiende que la situación no lo permitía.

-Cuando yo era alcalde, podía ser el alcalde más guay del mundo y bajar los impuestos, pero sabía que, a la hora de hacer frente a los desperfectos de un colegio, no iba a tener presupuesto. Me dan miedo todos estos fuegos de artificio, porque si se hacen, luego seguro que algo se resiente, y ahí vienen los recortes.

-Tras el 20D todo apunta a que se avecinan reuniones interminables. ¿Qué tal se le da pactar?

-Tendremos que aprender a hacerlo. En la Comunitat se ha dado un ejemplo excelente con el «Pacto del Botánico», donde tres formaciones totalmente diferentes nos hemos puesto de acuerdo en un programa. No descarto que nos podamos poner de acuerdo en algunas cosas, por ejemplo, con Ciudadanos. Con el PP será más difícil. También me gustaría que la Mesa del Congreso fuera más plural.

-Ha admitido que el pacto con Podemos no es de su agrado al cien por cien, pero que en política hay que arriesgar. ¿No tiene miedo a perder?

-Evidentemente, pero si no juegas nunca te puede tocar. En política se puede llegar a acuerdos con quien compartes muchísimas similitudes y en otras ocasiones te puedan ayudar a conseguir objetivos por los que has luchado toda la vida. Si hemos confluido (con Podemos) es porque, precisamente, entendemos que hay un objetivo, que es lograr un grupo parlamentario valenciano propio en el Congreso que posibilite que tengamos el peso político que no hemos tenido hasta ahora.

-Y si tras el 20D se dan cuenta de que la alianza ha sido un error, ¿es de lo que entonará el «mea culpa»?

-Yo siempre asumo mis responsabilidades. En eso soy muy calvinista. Tengo un gran sentido de la responsabilidad, quizás porque vengo del mundo rural. Pero creo que los resultados me van a dar la razón.

-¿Cree que son las últimas elecciones para IU?

-Creo que Alberto Garzón es un gran político, joven y preparado. Es de esas personas que debería estar en el próximo Parlamento, pero está en una organización que se ha quedado vieja. Hay personas magníficas dentro de ella, como también Ricardo Sixto. Creo que deberían haber sido compañeros de viaje en este pacto.

-Las «barbas del vecino» podrían ser las de UPyD e IU, partidos que prometían y que no cumplirán expectativas. ¿Eso asusta?

-Asusta en el sentido de que la política se mueve muy rápido. Ciudadanos llevaba ocho años en el Parlament y nadie se acordaba de ellos, y ahora ese diputado está en todas las cadenas. Eso es un intento de hacer bueno el principio de «El Gatopardo», que es «cambiar alguna cosa para que nada cambie». La aparición de un fenómeno como Podemos o Compromís ha sido un revulsivo. Hemos ocupado ese espacio nuevo. Aunque ganaran «los malos», ya nada será igual. Los ciudadanos se han vuelto muy exigentes con los políticos.

-Dice que Albert Rivera es casi omnipresente, pero en internet se pueden ver multitud de enlaces con «Los mejores vídeos de Baldoví», y su compañera de partido Mónica Oltra se hizo popular por sus camisetas. ¿Funciona la política espectáculo?

-Le hago yo a usted una pregunta: ¿Cree que sin haber hecho lo que hice los periodistas del Congreso se habrían fijado en mí? Detrás de la lata de Coca-Cola y del torpe estriptis había un mensaje muy potente. Detrás de cada gesto y «performance», había un mensaje. Esa es una pregunta que también habrían de hacerse los medios. ¿Por qué sólo me hicieron caso entonces? ¿Por qué Rajoy va a casa de Bertín Osborne? Desgraciadamente creo que nos estamos americanizando demasiado y también en esto. Obama baila, Clinton tocaba el saxofón… parece que la gente quiere ver otras facetas de los políticos. Para bien o para mal. La gente quiere ver que los políticos son capaces de hacer una paella o un «arròs caldós». Sinceramente, a mí no me hubiera gustado hacer todo eso. Me hubiera gustado captar la atención solo con la palabra.

-Así que los «shows» son historia.

-Efectivamente. Esta legislatura no será la de gestos, sino la de las soluciones. Que se recuerde porque se ha logrado el Corredor Mediterráneo o una financiación justa.

EL PERFIL

Un «striptease» muy rentable

Le queda algo de maestro de escuela. Como cuando responde a una pregunta con otra, o cuando explica esas cosas que no se entienden. Como aquel estriptis en el Congreso que le lanzó a la fama en las redes sociales. Irónico y valenciano de pueblo sin complejos pide permiso para comerse una mandarina antes de comenzar la entrevista. Lleva ya muchas y las fuerzas flaquean. Se cansa, admite. Pero la ilusión persiste.

Paella para Rajoy de un valenciano muy típico

-¿Quién pasa hoy más hambre que un maestro de escuela?

-Un parado y un pensionista.

-¿Le ha pedido algún oponente consejo para ganar popularidad? (es el candidato mejor valorado con un 4,88).

-Oponentes, no. Son muy pudorosos. Pero alguien en Compromís sí me lo ha preguntado.

-Son conocidos sus rifirrafes parlamentarios con Rajoy. ¿Le invitaría a una paella?

-No es la persona con la que me haría más ilusión, pero no tendría ningún inconveniente. Si además si pudiera conseguir algo para los valencianos…no pondría pegas ni a Rajoy, ni a Montoro.

-¿Cómo vio «El debate decisivo»?

-En directo. Quedamos con amigos a cenar. Yo estaba saturado, pero una amiga se empeñó. Pero lo vi con interés.

-¿Quién ganó?

-Pablo Iglesias. Soraya Sáez de Santamaría me decepcionó. Ella es más ocurrente y mordaz y tiene más mala leche. La encontré torpona, como un elefante en una cacharrería. A Pedro Sánchez lo encontré discretísimo, y a Albert Rivera, muy nervioso. Igual que le digo que ganó el cara a cara con Pablo en el programa «Salvados». Se lo comió. Pero en este último debate vi a Pablo Iglesias más suelto, dominando la escena y preparado. Y yo no soy de Podemos, soy de Compromís.

-¿Qué insulto le molesta más? ¿radical, extrema izquierda, catalanista…?

-Ya ninguno. Si te insultan es porque ya no eres insignificante. No soy radical. Soy una persona moderada, con sentido común. Cuando uno es alcalde tiene que tener mano izquierda…. y derecha. Tampoco me considero de extrema izquierda. En cuanto a «catalanista», es un insulto caduco. Soy de esos valencianos que saben hacer paellas; hablo, escribo y leo en valenciano; consumo música en valenciano; sé bailar «dansaes»; he fundado una Falla, sé plantar verduras… Si hay un valenciano tópico, ese soy yo.

Source: Comunitat Valenciana

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