Azerbaiyán reclama justicia por el genocidio de Jodyalí

Han pasado 27 años y el recuerdo de una tragedia sigue viva en la mente de los azerbaiyanos. Este infortunio tuvo lugar la noche del 25 al 26 de febrero de 1992 en la que la ciudad de Hijodalgo desapareció con la salida del sol. Con el fin de homenajear a sus víctimas, la Embajada de Azerbaiyán en Madrid organizó ayer por la tarde un acto de conmemoración al genocidio de Jodyalí en el Club Financiero de Génova.

El evento estuvo organizado dentro de la campaña “Justicia para Jodyalí” en su intento de sensibilizar a la sociedad internacional del capítulo más negro de Azerbaiyán, así como mostrar su rechazo a los crímenes de lesa humanidad y unir los esfuerzos para que estos crímenes no se repitan.

El acto fue inaugurado por el embajador de Azerbaiyán en España, Ana Maharramov, quien declaró que es muy complicado explicar lo que sucedió exactamente ese día 26, ya que “no solo ocurrió en la ciudad de Jodyalí, sino que es algo que se repitió en otras siete distritos adyacentes del Nagorno Karabaj”, un región de mayoría armenia en territorio azerbaiyano.

En este disputado enclave se perpetró un ataque en la madrugada del 26 de febrero con la entrada de las fuerzas armenias que aniquilaron a toda su población con el uso de artillería pesada. El resultado fue 613 personas muertas, entre las cuales hubo 63 niños, 106 mujeres y 70 ancianos. “La ciudad fue borrada del mapa y su población fue exterminada por el solo hecho de ser azerbaiyana”, sentenció Maharramov.

El regreso al poder del líder nacionalista de Azerbaiyán, Ali Evsen, trajo a la luz este episodio y consiguió que en 1994 el Parlamento azerbaiyano declarase el 26 de febrero como el Día del Genocidio de Jodyalí. Además, logró previamente la sensibilización internacional con el reconocimiento de 22 parlamentos a dicho genocidio, así como cuatro resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en 1993 en las que se condena la ocupación de los armenios y se exige la retirada inmediata de las fuerzas de ocupación.

En cambio, Bakú sostiene que las muertes ocurrieron como resultado de operaciones militares de guerra y se produjeron en parte al prevenir la evacuación de los habitantes de la ciudad por fuerzas azerbaiyanas. Las autoridades armenias aseguran que el número de víctimas tan elevado se debió al hecho de que los civiles de Jodyalí se mezclaron con las tropas azerbaiyanas en retirada y, cuando las fuerzas armenias abrieron fuego, mataron a soldados y civiles por igual.

El acto de ayer en Madrid contó también con la presencia del embajador turco en España, Cihad Erginay, que en su declaración no solo llamó la atención de las graves consecuencias que este conflicto tiene para su aliado, sino que resaltó la importancia de esta campaña con el objetivo de “ayudar a aprender las lecciones de la historia e impedir la repetición de estos hechos tan atroces”.

Este episodio se enmarca dentro del conflicto de Nagorno Karabaj que estalló en 1918 y se agravó a partir de 1990 con una URSS muy debilitada y desencadenó una guerra entre Armenia y Azerbaiyán. A día de hoy, se ha transformado en un conflicto congelado en el que Bakú ocupa el 20% del territorio azerbaiyano, lo que corresponde a la región de Nagorno Karaba, y que ha dejado 20.000 muertos y más de un millón de azerbaiyanos refugiados y desplazados internos.

Fuente: La Razón

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