Borrell denuncia que un diputado de ERC le escupió tras la expulsión de Rufián

Polémica intervención del diputado de ERC, Gabriel Rufián en la sesión de control del Congreso, donde el hemiciclo se convirtió en un «ring» dialéctico cuando éste interpelaba al ministro de Asuntos Exteriores sobre la gestión del Ministerio.

Rufián aprovechó su turno de palabra para llamar «fascistas» a la bancada de Ciudadanos si ésta seguía refiriéndose a su grupo parlamentario como «golpistas».

Llegó el turno de respuesta de Borrell que interpretó que Rufián le había llamado «racista» y se generó la confusión.

El diputado de ERC se ratificaba diciendo que cada vez que Cs le llame «golpistas» ellos les recordarán los disparos en el techo del hemiciclo y les seguirán llamando «fascistas». «Le debería dar vergüenza que se mofe de Junqueras mientras se pudría en una cárcel de Madrid mientras usted se mofaba en un mitin del PSC». «Usted es el ministro más indigno de la democracia española, y mire que los ha habido muy indignos. No es un ministro sino un hooligan de Sociedad Civil Catalana». «Le pido que dimita», le espetó al titular de Exteriores.

Borrell le replicó que pensaba que el rifirrafe iba a ser sobre asuntos e política exterior. «Creí que iba a intercambiar con usted argumentos sólidos sobre política exterior, pero ya veo que no se trata de eso, ha vertido sobre el hemiciclo esa mezcla de serrín y estiércol que es lo único que es capaz de producir», le dijo.

Rufián, desde su bancada se puso en pie y comenzó a gesticular apuntando a las bancadas que aplaudían las palabras de Borrell en el que además, el Grupo Socialista se había puesto en pie. «¡Vergüenza!», se le entendía decir mientras gesticulaba. Ante las palabras de Rufián y sus gestos, la presidenta del Congreso, Ana Pastor le llamó al orden dos veces y le advirtió de que una tercera llamada significaría la expulsión. Finalmente, Pastor le pide que abandone el hemiciclo apelando al reglamento y toda la bancada de ERC desfila tras él abandonando sus escaños.

En los pasillos, las cámaras siguieron a Gabriel Rufián que muy serio y con cara de enfado se marchaba junto a sus compañeros en dirección a su despacho y sin hacer declaraciones.

Fuente: La Razón

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