Brindar en Navidad

Se aproximan las fiestas Navideñas, momentos de comidas de reencuentros, celebraciones, habitualmente regadas con vinos y cavas. Es costumbre y tradición alzar y entrechocar las copas. El no hacerlo sería como dejar a un niño sin regalos el día de reyes. Todo el mundo brinda y desea brindar en estas fechas, y sin ánimo de alentar a alzar las copas a las mujeres lactantes, cabe indicar que estar amamantado no es un impedimento para poder consumir alcohol (vino, cava o cerveza) con moderación y comedimiento.

El alcohol y embarazo no son una buena combinación. Durante la gestación debemos abstenernos de tomar ni gota de alcohol, no hay una cantidad considerada segura estando embarazada, cualquier tipo de bebida alcohólica es igualmente dañina para la gestante y en consecuencia para el feto. Cuando una mujer gestante toma alcohol, esté pasa rápidamente al torrente sanguíneo, atraviesa la placenta y llega al feto poniendo en peligro su desarrollo.

No obstante, ¿es equivalente la prohibición para la mujer lactante?

Lo cierto es que resulta preferible no tomar alcohol mientras se está amamantando, ya que el alcohol va a pasar al torrente sanguíneo de la madre y de allí a la leche que toma el lactante. Sin embargo, todo ello va a depender de la cantidad de alcohol ingerida, de su graduación y de la frecuencia de consumo. Un consumo habitual puede llegar a producir en el lactante desde sedación, irritabilidad, menor ganancia de peso o incluso retraso psicomotor.

En cuanto a la graduación podríamos decir que no es lo mismo tomar una bebida destilada (ron, ginebra, vodka) que una bebida fermentada (vino, cerveza, sidra). En estas últimas el porcentaje de alcohol es menor (5 – 15% frente a 25 – 45%), el cuerpo lo absorberá más lentamente que si se trata de bebidas destiladas. El cava, a pesar de no tener una alta graduación del alcohol, contiene gas y sus burbujas van a favorecer que el alcohol se absorba de forma más rápida. Lo mismo sucede con cualquier bebida alcohólica combinada con una bebida con gas, y si estas además contienen azúcar, más elevará su graduación.

Por otro lado, también es importante la forma en que se bebe, la cual también va a influir en la absorción, es decir, no es lo mismo el haber ingerido alimentos que no haberlos consumido. Beber con el estómago vacío hace que el alcohol pase rápidamente al intestino y por lo tanto, antes a sangre, si por el contrario el estómago está lleno los efectos secundarios del alcohol se mimetizan, se absorbe más lentamente, y el vaciado gástrico tarda más en producirse. Obviamente, si la digestión se retrasa es más lenta, por lo tanto contribuirá a que el alcohol tarde más en pasar al torrente sanguíneo, la concentración en sangre será menor, siendo, por lo tanto, menos tóxico para el organismo.

Además, en las madres lactantes que están luchando por instaurar la lactancia, el alcohol inhibe la secreción de prolactina y oxitocina, hormonas responsables de la producción y secreción de la leche. Por tanto, si estás «trabajando» para incrementar la producción de leche o estas iniciando tu lactancia, no es recomendable beber nada de alcohol.

Aun con todo lo dicho, ¿puede una mujer lactante tomar una copa de vino o brindar con cava?

Considerando que lo recomendado es que la lactancia materna dure como mínimo hasta los dos años de edad, resulta difícil imaginar que en todo este tiempo la madre no se encuentre con ningún acontecimiento en donde desee tomarse alguna cerveza o copa de vino. No es mi intención fomentar el consumo de alcohol, más bien pretendo hacer uso de la farmacocinética y del sentido común. Mi deseo es posibilitar que la madre lactante se dé un pequeño capricho sin necesidad de sentirse mal por hacerlo o lo que es peor aún, tener que abandonar la lactancia para permitírselo.

Otra de las dudas que surgen es, ¿cuánto tiempo hay que esperar para volver a amamantar? Las recomendaciones las podemos encontrar en la web e-lactancia.org. En esta web se nos indica que el tiempo de espera va a depender de la cantidad de alcohol consumido y del peso de la madre (menos peso y más alcohol equivalen a más tiempo).

Al margen de lo recomendado en tan sabia y profesional web, vuelvo a aludir al sentido común. Un tiempo de espera prudencial no es lo crucial antes de poder volver a amamantar sin riesgo. Lo racional es valorar si se trata de un consumo ocasional y de una cantidad moderada, (una copa de vino, cava o cerveza) o se trata de un consumo reiterado y de una cantidad excesiva. No obstante, esperar el tiempo imprescindible a que el nivel de alcohol baje a cero es innecesario.

Los riesgos de tomar alcohol son una cuestión que va mucho más allá de la concentración insignificante de alcohol que puede contener la leche de una madre que haya consumido una pequeña cantidad. Hay que diferenciar entre consumo habitual (aunque este sea moderado) y consumo ocasional como puede ser el de estas fiestas Navideñas. En definitiva, tomar alcohol durante la crianza de un bebé es una cuestión de responsabilidad, independientemente de que se esté amamantando o no. Lo primordial es tener en cuenta las condiciones en las que se está cuando se ha bebido para hacerse cargo del bebé. La lactancia materna tiene muchos beneficios para el bebé que van muchísimo más allá que el consumo ocasional de una copa de alcohol. Mi recomendación es que toda mujer que lo desee alce su copa en favor de la lactancia.

Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es

Fuente;: La Razón

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