¡Caos en la mascletà! El ayuntamiento culpa a Renfe y la plaza de toros

Si estuviste en la mascletà del 15 de marzo, seguro que te viste atrapado en un mar de gente sudorosa intentando salir de la Plaza del Ayuntamiento como si fuera el último día de las rebajas. ¿El culpable? Según el ayuntamiento, Renfe y la plaza de toros.

¡Un tapón de manual!

Todo apuntaba a una mascletà de 10: buen tiempo, ambiente festivo y muchas ganas de pólvora. Pero el plan se torció cuando miles de personas se quedaron atascadas sin poder moverse. Decenas de llamadas al 112 y un embotellamiento humano digno de las peores pesadillas falleras.

El concejal de Seguridad, Jesús Carbonell, ya lo había avisado: «Esto se podía haber evitado». Y es que el ayuntamiento le había pedido a Renfe que desviara la salida de los pasajeros por la calle Bailén en vez de Xàtiva, para evitar el colapso. Pero nada, Renfe hizo oídos sordos hasta el domingo, cuando ya era demasiado tarde.

Toros y mascletà: una mezcla explosiva

Por si fuera poco, el desastre coincidió con la salida de un evento taurino en la plaza de toros. Resultado: miles de personas intentando salir al mismo tiempo en una lucha titánica por el espacio vital.

Carbonell y el concejal de Fallas, Santiago Ballester, creen que hay margen de mejora. La idea es ajustar los horarios de los toros y asegurarse de que todas las puertas de la plaza de toros estén abiertas en los momentos clave. Vamos, sentido común.

¡La mascletà no se toca!

Eso sí, si alguien pensaba que la solución era cambiar de sitio la mascletà o reducir el aforo, que se olvide. Juan Carlos Caballero, concejal de Bomberos y portavoz del gobierno de Mª José Catalá, ha sido tajante: «La catedral de la pólvora es la que es y así seguirá.»

Lo que sí se hará es mejorar los puntos de control y las vías de evacuación, que este año ya han recibido algunos ajustes. «El riesgo cero no existe, pero podemos mejorar la coordinación», ha reconocido Ballester.

Por lo pronto, la Crida ha funcionado bien, y en la Ofrenda hay margen de mejora. Todo se estudia, antes y después. Pero si algo queda claro es que la mascletà sigue siendo la reina de la fiesta y que el caos, para bien o para mal, es parte del espectáculo.

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