Casado rearma el Senado para cercar al Gobierno

Por iniciativa del PP, en los próximos meses el Senado va a tener un protagonismo como el que posiblemente no ha ejercido nunca en democracia. El Grupo Popular no necesita ni de la ayuda de Ciudadanos para controlar la agenda y esto les habilita políticamente para golpear en una doble dirección al mismo tiempo, contra el PSOE, y contra Albert Rivera «para poner en evidencia la debilidad real de sus 34 diputados». Esta semana cambiarán su pregunta oral en Pleno para interrogar al Ejecutivo sobre las últimas declaraciones de la delegada del Gobierno en Cataluña, y de algún otro ministro, en las que se abre el camino a conceder «privilegios» a los líderes independentistas que están en la cárcel pendientes de juicio por el golpe» del pasado otoño.

El PP también mantiene abierta en el Senado la comisión de investigación sobre la financiación de los partidos con la que contraatacó a la que forzó la izquierda en el Congreso. Y los nombres que están ya sobre la mesa son los del ex presidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Pero advierten de que pueden «ir más alto» dependiendo de hasta dónde quieran «forzar las cosas» en el Congreso. La ofensiva parlamentaria afectará a la Educación, la Economía o la financiación autonómica, entre otras cuestiones.

En la Cámara Baja compareció esta semana el ex presidente del Gobierno José María Aznar, y el resultado fue parecido al de las demás comparecencias que ya se han producido. Mucha bronca, terreno para que algunos portavoces den la nota en su búsqueda de protagonismo, y mismo discurso por parte del compareciente: ni sabe ni conoce a los protagonistas del Gürtel y demás casos de corrupción que han afectado al PP. PSOE, Podemos y Ciudadanos pactaron que el ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy fuera el último compareciente en la llamada «comisión Bárcenas», y en principio su intención es mantener sus planes aunque ya no esté en el Gobierno ni al frente del PP. Esta comparecencia tendría que producirse a finales de año o principios de 2019. Pero el PP tiene su contrarréplica para Sánchez, no sólo por los ERE sino también por la presunta financiación irregular del PSOE valenciano entre 2007 y 2011. Sánchez, Iglesias y Rivera figuran en la agenda de los populares.

Asimismo, Iván Redondo, el gran asesor áulico del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, su jefe de Gabinete en Moncloa, también va a ser fiscalizado políticamente por sus estudios. En la guerra por los currículums de unos y otros, le ha llegado el turno al gurú político al que se le atribuye el poder de susurrar al oído del presidente y de ser en buena parte el artífice del éxito de la moción de censura que derribó a Mariano Rajoy. El PP se siente reforzado después de que la Fiscalía del Tribunal Supremo se haya pronunciado en contra de investigar el máster que Pablo Casado cursó en el polémico Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Carlos, clausurado precisamente por las irregularidades detectadas. Y con la percha de alguna informaciones publicadas, ha decidido no dejar pasar la ocasión sin «golpear» a la «mano derecha» de Sánchez cuando justo esta semana se espera que el PSOE ofrezca una fecha a la Mesa de la Cámara Baja para concretar la comparecencia del líder socialista en el Pleno para dar cuenta de su tesis. La presión de la mayoría absoluta del PP en el Senado obliga al PSOE a mover ficha para disimular el carácter forzado de esta comparecencia. El portavoz del PP, Ignacio Cosidó, exigirá el martes que sea con la máxima urgencia. Los socialistas tienen todavía pendiente las explicaciones del Gobierno por la política de inmigración, por ejemplo.

Mientras se concreta la comparecencia del jefe del Ejecutivo, el Grupo Popular pasa también al ataque contra el jefe de Gabinete de la Presidencia. Primero con una pregunta escrita, y según evolucione, «se irá viendo». En la dirección popular asumen que en esta guerra de los estudios hay que poner límite porque «acaba yéndose de las manos». Pero esa advertencia no pesa como para dejar escapar la «presa» del «hombre de confianza» de Sánchez. Las informaciones que le cuestionan, y que podrían acabar muriendo sin seguimiento político, serán reactivadas parlamentariamente con la exigencia de explicaciones por escrito al Gobierno sobre sus estudios en la Universidad de Georgetown.

Rivera, presumía de que tenía conocimiento de que iban a seguir saliendo noticias que pondrían contra la cuerdas a Sánchez por sus trabajos, y la situación ha llegado a un punto en el que en algunos de los «cuarteles políticos» de derecha e izquierda se dedica casi más tiempo a investigar currículums que a diseñar iniciativas políticas. «Hay que pararlo. Pero si hay tema, hay que denunciarlo. Y tenemos constancia de que en este caso (por el asesor de Sánchez) hay cuestiones que tienen que ser aclaradas», se justifican en el PP.

Fuente: La Razón

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