Català asume que las encuestas no son buenas y que tendrá que pactar para gobernar Valencia

El PP de la ciudad de Valencia no es ajeno a la nueva realidad política que ha traído a la palestra mediática a partidos noveles. Ayer, la candidata a la Alcaldía por los populares, María José Català, aseguraba tener datos internos que les hacen pensar que el PP puede tener una «situación propicia para alcanzar el Gobierno de la ciudad», pero admitía que el respaldo en las urnas no será suficiente para obtener la mayoría absoluta, por lo que necesitarán una coalición con otros partidos. En este punto, matizó que se sentiría «mucho más a gusto con todos los que conforman el bloque de centro derecha».

Sobre la posibilidad de ir de número dos en las listas autonómicas, Català considera que «es bueno que la ciudad tenga un representante en Les Corts», y recordó que otras veces se han dado «situaciones excepcionales» y se ha compatibilizado puestos en ambas instituciones.

Agenda y prioridades

En cuanto al equipo que le acompañarán en la lista municipal, aseguró que lo dará a conocer después de Fallas y que estará compuesto por personas que combinen experiencia y renovación, pues «no todo el mundo será nuevo o independiente», además se buscará un perfil que comparta la manera de hacer política de Català.

Sobre los actuales concejales del grupo popular municipal confirmó que su partido sí cumple con el código ético y no están en la lista, algo que, a su juicio, no aplica Compromís, ya que el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, está siendo investigado y pese a ello optará a las primarias de Compromís.

La candidata popular hizo ayer balance de su primer mes de precampaña y avanzó las prioridades de su formación su logran alcanzar el gobierno del Cap i Casal. La primera medida que asumiría, y «con más gusto», sería destituir al concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, por los problemas que ha generado en el tráfico de la ciudad.

En este apartado, el PP ha presentado medio centenar de alegaciones a la ordenanza de Movilidad, dirigidas a cambiar una ciudad pensada en la «dictadura de la bicicleta», pero no para ser accesible al peatón o a las personas con diversidad funcional, en las que plantean que se vuelva a aparcar en el carril bus por la noche o revertir algunos de esos carriles, como en Antiguo Reino.

Fuente;: La Razón

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