«Las Fallas generan mucha cohesión social, pero aún generan algunos conflictos (…) Son unas fiestas que gestiona el diez por ciento de la población». Las palabras que el concejal de Cultura Festiva en Ayuntamiento de Valencia y presidente de la Junta Central Fallera (JCF), Pere Fuset, pronunciaba a pocos días de las primeras fiestas josefinas con el tripartito en el poder municipal ya apuntaban a un mayor control sobre ellas.
El equipo de Joan Ribó no quiere que las Fallas funcionen por inercia, como según critica, sucedía durante el mandato de Rita Barberá, así que prepara un plan estratégico que se adecue a las nuevas circunstancias políticas.
El objetivo, según recoge el anexo del documento que prepara el área de medio ambiente de la Diputación de Valencia, regida por Compromís, a instancias del Consistorio capitalino, es «conocer los aspectos económicos, ambientales y sociales más significativos de la fiesta, así como la evolución geográfica y cuantitativa de esta y las consecuencias de este crecimiento para la economía, la sociedad y el medio ambiente, así como las tendencias esperadas».
«Fiestas más sostenibles»
Para ello se analizarán a los actores, los procedimientos, los actos («llibrets», la Ofrenda, las mascletás…) y los servicios que se presten para disfrutar en condiciones la fiesta (protección civil, bomberos, servicios de limpieza y gestión de residuos). También se estudiarán las consecuencias económicas, sociales y ambientales y los escenarios futuros, y se elaborará un plan de acción de propuestas «para seguir avanzando hacia unas fiestas más sostenibles».
Según el pliego de condiciones que se prepara para llevar a cabo este plan estratégico, deberá conocerse la repercusión económica de las Fallas y cómo han evolucionado a lo largo del tiempo. Además, para ejecutar este análisis se analizará la contribución de la Administración, ya sea la directa, como las subvenciones a los monumentos, como las indirectas, como los costes de los servicios de asistencia. De este modo, se podrá realizar un balance que desvele cuál es el retorno económico de la fiesta a la ciudad de Valencia.
Asimismo, será necesario obtener una estimación del futuro, considerando la posible declaración de la Unesco y su repercusión sobre el turismo a fin de que este no sea estacional. En este sentido, además de las previsiones, «se analizarán valores hasta ahora no explotados», como son las posibles visitas turísticas a los talleres falleros y de artesanos, al museo del «ninot» o la Ruta de la Seda y su relación con las fiestas josefinas.
Por otra parte, además de la valoración económica global, se tratará de averiguar qué supone este evento en términos de ocupación, para saber qué sectores sobreviven gracias a él, como son los cartelistas, pintores, escultores, vendedores ambulantes, hosteleros, orfebres o indumentaristas, entre otros.
Source: Comunitat Valenciana