Cs liquida la legislatura andaluza

Golpe de efecto dado. Ciudadanos (Cs) confirmó ayer desde Málaga sus «Ganas de reñir» con el PSOE-A, a modo del popular entremés de los Hermanos Álvarez Quintero. El Comité Ejecutivo Nacional de la formación naranja, presidido por Albert Rivera, decidió por unanimidad romper el pacto de investidura que ambos partidos rubricaron tras las elecciones autonómicas de marzo de 2015 y que permitió el desembarco de la socialista Susana Díaz en el palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía, ya sí ungida por las urnas. La decisión fue propuesta, como era de rigor, por el líder regional de Cs, Juan Marín, quien reprochó al PSOE su «falta de voluntad» para ejecutar propuestas como la supresión de los aforamientos, limitar los altos cargos de libre designación, esto es los nombrados «a dedo»; o la reforma de la ley electoral. Todas estaban incluidas en el pacto a dos que firmaron hace ya más de tres años y medio, pero algunas exceden el ámbito de la comunidad, como apuntan fuentes parlamentarias. De acuerdo al informe que elevó a la Ejecutiva Nacional de la formación no se han cumplido «ni el 12 por ciento de los puntos de regeneración democrática».

Marín aseveró, para justificar un divorcio del que culpó a los de enfrente, que «Díaz y el PSOE han agotado la paciencia de los andaluces» y la de «Ciudadanos», y no dudó incluso en usar palabras gruesas para sostener que si la presidenta andaluza adelanta los comicios regionales tras el paso dado por Cs estaría «engañando», como ha hecho en otras ocasiones, según Marín, porque no hay un motivo real para hacerlo, dado que existe estabilidad y los Presupuestos autonómicos están aprobados hasta el 31 diciembre. Culpó a la presidenta, quien ayer se encontraba en Carcassonne (Francia) de viaje oficial. de tener miedo al calendario judicial, en alusión al «caso ERE»; y a la comisión de investigación aprobada en la Cámara autonómica en torno a la extinta fundación Faffe, una de cuyas tarjetas acabó siendo utilizada en el puticlub sevillano, lo que ha levantado polvareda.

Lo que escondían las palabras: los naranja quieren sacar peso de su mochila antes de la cita con las urnas. Buscan sacudirse la imagen de aliado dócil que han trasladado durante toda la legislatura, sabedores de que a anteriores socios de gobierno del PSOE-A, el Partido Andalucista (PA) e Izquierda Unida (IU), serlo les pasó factura electoral. Máxime cuando las encuestas muestran que el nuevo PP liderado por Pablo Casado podría recuperar músculo y comerle terreno también en Andalucía. Lo cierto es que este quiebro de relaciones anunciado sí proporcionaría a Díaz mimbres para empezar a tejer un relato en el que soportar el anticipo de los comicios que anida en los mentideros políticos de la comunidad desde hace meses.

La presidenta, la única que puede firmar el decreto para mover las elecciones de cuando tocan, en marzo de 2019, ha defendido siempre que el cuándo se llame a los andaluces a las urnas «se va a decidir» en su tierra. Esa fecha de momento sigue sin despejarse. La socialista no se había pronunciado al cierre de esta edición sobre la decisión de Cs y en el círculo del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, «no consta» que haya abordado con él este asunto. Si bien, fuentes socialistas trasladan a LA RAZÓN que «la fecha más probable es la del último fin de semana de noviembre, el del domingo 25», o incluso, «la del primero de diciembre, el del 1/2». Con todo, la decisión y la última palabra «son de la presidenta», quieren recalcar, a la que corresponde el ceremonial y a la que se le achacará el error o el acierto del movimiento, en función de lo que salga del recuento de votos.

El núcleo del PSOE-A, que ayer criticó la «irresponsabilidad» de Cs, defiende el adelanto por un rosario de motivos que incluye el aprovechar el viento favorable con olor a poder que sopla siempre desde La Moncloa y el intentar alejar la configuración del nuevo Ejecutivo andaluz de los comicios municipales de mayo de 2019. Pero podría darse una paradoja. Si las encuestas que manejan los partidos en la comunidad aciertan, Díaz ganará pero necesitará otro aliado para poder volver a gobernar y si el distanciamiento con Cs se prolonga por los intereses electorales de la formación naranja en otros territorios, se verá abocada a acercarse a la confluencia «Adelante a Andalucía». La presidenta se ha quejado en incontables ocasiones de los «80 días» de bloqueo que vivió al inicio de la legislatura que se agota hasta que las negociaciones con Cs llegaron a buen puerto. Si tiene que hacerlo con Adelante Andalucía, integrada por Podemos, IULV-CA, Equo y varias partidos derivados del andalucismo, es posible que el bloqueo dure más de 80 días y no es descartable que la región llegue a las municipales sin Gobierno.

Fuente: La Razón

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