La batalla para tomar las riendas de la nave del PP llega al final con las sensaciones muy condicionadas por Galicia. El feudo gallego marcó el inicio del proceso de sucesión con la inesperada decisión del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, de no presentar su candidatura, y también va a condicionar en buena manera su final. Ayer por la tarde comenzó un estudiado goteo de cargos medios gallegos que dan su apoyo a Pablo Casado, que continuará en el día de hoy, y que se rematará con un gesto expreso por parte de Núñez Feijóo. Este goteo de voces referentes en el partido gallego, y la opinión de los presidentes provinciales, le servirán de escudo para dar un paso al frente.
Feijóo tomará partido, pero no de manera personal, sino atendiendo al criterio de la mayoría de sus compromisarios, y después de haber escuchado a sus presidentes provinciales. Los afiliados ya votaron mayoritariamente a favor de María Dolores de Cospedal, y en segundo lugar del ex portavoz del PP. En concreto, en la primera vuelta Cospedal se impuso en la media gallega y en tres de las cuatro provincias (La Coruña, Lugo y Pontevedra), mientras que Casado quedó situado como segundo más votado. Sáenz de Santamaría venció en Orense, y su presidente provincial, Manuel Baltar, ha tomado parte a su favor. La saga Baltar está enfrentada a Feijóo y a su proceso de renovación del partido.
Ayer ya tomaron posición a favor de la candidatura de Casado, entre otros, Diego Calvo, presidente del PP de La Coruña y vicepresidente del Parlamento gallego; y Rosa Gallego, portavoz en el Ayuntamiento de La Coruña.
Los compromisarios gallegos son los terceros más numerosos de todo el Estado, con 279 delegados –después de Andalucía y Comunidad Valenciana. Hay que sumar otros 48 miembros natos en el Congreso, que se corresponden con el propio Feijóo, los presidentes provinciales, el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices, los alcaldes de las capitales de provincia (en este caso Orense, Jesús Vázquez), y todos los integrantes del Comité Ejecutivo nacional, así como senadores y diputados del Congreso y eurodiputados.
Sólo la expectativa de que Feijóo haga algún gesto en favor de Casado a pocas horas de que comience el Congreso extraordinario se dejó sentir ayer en las impresiones de uno y de otro lado. Más optimismo en el bando de Casado, más desconfianza entre los partidarios de la ex vicepresidenta. Esta clarificación de posiciones por parte del feudo gallego llega en un momento en el que todo parecía tan abierto como al principio, y está haciendo que crezcan las quinielas a favor del ex portavoz del partido. Aunque hasta el sábado todo son previsiones que pueden saltar por el aire igual que han saltado todas las demás hipótesis con las que jugaban en la dirección popular en relación al relevo de su «número uno».
Realmente, puede haber cuentas aproximadas, pero la posición final de todos los compromisarios no la conoce nadie. En estos momentos de incertidumbre la mayoría quiere quedar bien con los dos candidatos «por si acaso» y venden apoyos que está por ver si se materializan. Sólo los dirigentes significativos se han manifestado en público para jugar con el efecto arrastre a favor de su elegido o elegida porque en juego está también el futuro orgánico de los que deciden en el cónclave.
Casado alimentó aún más estas expectativas a su favor al anunciar en Telecinco que quiere que Núñez Feijóo tenga un «papel nacional relevante» en el partido si él lo lidera. «Será lo que quiera, cuando quiera y como quiera». El ex portavoz justificó además su presencia hoy en un almuerzo de ex ministros de Rajoy que son críticos con Sáenz de Santamaría. «He escuchado críticas con que yo tenga el apoyo de diez ex ministros de Mariano Rajoy, del comisario español de la UE, de muchos alcaldes, de la propia secretaria general o de otros cuatros candidatos que concurrieron a presidir el PP. Si ahora es malo tener el apoyo de tus compañeros, y reivindicar el legado de Rajoy, porque alguno piensa que solo es suyo, creo que tenemos un problema de percepción», defendió. Casado ha jugado la estrategia de presentarse como la renovación, sin que esto parezca contradictorio con los apoyos de veteranos referentes del «aparato» del partido y sin que sea excluyente con el hecho de tener de su lado a la ex secretaria María Dolores de Cospedal y al ex presidente del Gobierno José María Aznar. Dos enemigos reconocidos. Este último, no obstante, mantuvo ayer su posición oficial de neutralidad, aunque en el partido sea un clamor su total distanciamiento de Sáenz de Santamaría, al mismo nivel que con Cospedal y con la mayoría de la dirección de Rajoy. Ayer afeó a Génova que no le hayan invitado al Congreso. «Sólo he sido presidente del PP durante catorce años y del Gobierno, ocho».
La candidatura de Sáenz de Santamaría también siguió ayer sumando apoyos como el del vicepresidente del Parlamento europeo y ex presidente de Murcia Ramón Luis Valcárcel. Y en campaña entró otro vídeo, esta vez en contra de Casado y de algunos de los respaldos a su candidatura
Fuente: La Razón