El imposible “equilibrio” de Turull: cumplir la ley y permitir el 1-O

El Tribunal Constitucional (TC) había suspendido el referéndum y existía una orden judicial que obligaba a la Generalitat a impedir la consulta soberanista, pero el entonces conseller de Presidencia Jordi Turull defiende que el Ejecutivo de Puigdemont encontró el perfecto «equilibrio» para «cumplir la ley» y, al mismo tiempo, «con los ciudadanos» que querían votar.

A simple vista, un imposible, aunque –según aseguró ayer al tribunal durante su declaración en el juicio del «procés»– el particular bálsamo de Fierabrás de la Generalitat para acatar la resolución judicial y, a la vez, no cumplirla fue su apuesta por el «voto universal». Turull lo explicó de forma gráfica a preguntas de su abogado, Jordi Pina. «En el 90 por ciento de los colegios se podía votar», dijo, por lo que desde el Govern aconsejaron a los ciudadanos que no fuesen a votar «si el colegio estaba cerrado o donde estuviese la Policía». De ahí que, admitió, desde la Generalitat no se hiciese nada para impedir la consulta.

La silla vacía a la que se refirió Oriol Junqueras, como metáfora de la supuesta falta de voluntad de diálogo del Gobierno, asomó también en el interrogatorio del fiscal Jaime Moreno, salpicado de interrupciones, durante el cual el ex conseller se mostró áspero y proclive a ajustar cuentas con el Ministerio Público. Según Turull –para quien la Fiscalía pide una condena de 16 años de prisión por rebelión y malversación– el referéndum ilegal se intentó pactar «hasta el último minuto» con «mil propuestas al Estado para sentarnos a hablar». «No se nos ha escuchado», se quejó. Y si el ex vicepresidente de la Generalitat citó a Dante, Turull prefirió a Antonio Machado: «Antes de dialogar, hay que escuchar». Para el ex candidato a la presidencia de la Generalitat, se trataba de «dar la voz a los ciudadanos». «No es ninguna ilegalidad hacer de forma pacífica aquello a lo que te has comprometido con el pueblo de Cataluña», añadió. Y rememorando el célebre «programa, programa, programa» de Julio Anguita, recalcó que «lo que nos movía era el programa de gobierno. Eso lo sabía todo el mundo. No éramos Juntos porque sí, sino Juntos por el Sí».

Como hizo Junqueras, Turull defendió su actuación y se mostró convencido de que las medidas adoptadas «tenían un encaje perfecto en la legalidad». «Organizar un referéndum por parte de quien no tiene competencia no merece reproche penal», repitió hasta la saciedad.Y se quejó de que el Gobierno haya «incumplido 25 sentencias del TC» y él lleve un año en prisión «por un auto». «Luego dirán que no somos presos políticos…». «Ponerse el traje de constitucionalista debe ser un chollo, porque incumples la Constitución y no pasa nada. Pero si eres independentista…», ironizó. El ex consejero negó también un posible delito de malversación, pues según él «no se gastó ni un euro» de dinero público en el 1-O y dijo no tener «ni idea de cómo se compraron las urnas y cómo llegaron a su destino». El presidente del tribunal, Manuel Marchena, tuvo que interrumpir en varias ocasiones a Turull ante su insistencia en aprovechar el interrogatorio para hacer «juicios de valor sobre la acusación». «¿Puedo responder sin que el fiscal me vaya cortando?», se quejó el acusado. «Los catalanes no son ovejas. La gente tiene criterio», dijo antes de reprochar al fiscal su «desconocimiento» sobre el independentismo catalán, «que es un movimiento que va de abajo hacia arriba».

Turull desmintió que el Govern apostase por la vía unilateral y calificó de «delirante» que se presente a la sociedad catalana como «violenta». Asimismo, dijo que no participó en ninguna reunión «en la que se decidiese que los Mossos hiciesen algo ilegal». En cuanto al asedio a la Consejería de Economía, criticó los destrozos en coches policiales, pero insistió en que con sus tuits se limitó a «agradecer a los manifestantes pacíficos su actitud».

Fuente: La Razón

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