El Ayuntamiento anuncia una zona para perros en un plan de obras que incluye la remodelación de dos fuentes y la reparación de un acceso
Cierto aspecto de abandono dan lustre a los jardines históricos, aunque en el caso de Viveros, la imagen empieza a ser de falta de mantenimiento. Setos desechos que deberían ser un laberinto, esculturas llenas de verdín, palmeras con una acuciante falta de poda y los restos arqueológicos del Palacio Real, donde lo mejor que puede decirse es que no hay demasiada basura.
El parque está bajo el foco tras la segunda recomendación del Síndic de Greuges al Ayuntamiento para que acometa obras de mejora. La asociación Círculo por la Defensa del Patrimonio, impulsora de las denuncias, critica la falta de recursos y cuidados al entorno protegido.
Eso cambiará en las próximas semanas, indicaron fuentes cercanas al gobierno municipal, al adelantar algunas de las obras previstas por el Consistorio. La más novedosa será la creación de una zona acotada para perros, similar a la que hay en algunos tramos del jardín del Turia.
Las mismas fuentes no precisaron el área donde se situará, aunque ayer mismo había decenas de personas a primera hora de la mañana, que aprovechan la tranquilidad del jardín para pasear a sus mascotas. La ordenanza prohíbe que los animales vayan sin correa, lo que se informa con varios carteles, aunque lo cierto es que había muchos sueltos.
Esa será una de las inversiones de la concejalía de Medio Ambiente, mientras que corresponde a la delegación de Gestión del Patrimonio la reparación de un nuevo acceso al jardín, donde las puertas están muy estropeadas. Esto también se acometerá este año.
Una de las zonas más degradadas se sitúa en la puerta recayente al puente del Real. En unos bancos de obra pegados a la verja, la cerámica que los decora ha saltado en numerosos lugares, además de otras piezas agrietadas. Justo enfrente, los setos que rodean una fuente están tan altos por falta de poda que la ocultan.
La segunda intervención que prepara la concejalía de Jardines será la reparación de la fuente que preside la rosaleda López Rosat, seca en la actualidad. Varios cubos con material de jardinería se amontonaban ayer en los pasillos de este laberinto de rosales, donde no había ningún macizo en flor.
Fuentes municipales señalaron que el estanque decorado con un pequeño puente de madera será también objeto de una mejora. A lo sumo, en el plazo de un mes empezarán estas inversiones, que supondrán un lavado de cara de la situación actual del parque.
Otra cuestión son las esculturas, que dependen de otra concejalía con su propio plan de obras. Algunas están necesitadas de una limpieza, como las dos figuras femeninas colocadas en el centro de una gran lámina de agua, junto a la marginal derecha del viejo cauce. También otras de tamaño más pequeño.
La imagen de abandono se agranda al llegar al antiguo zoológico, en la parte de la calle Pintor Genaro Lahuerta. El Consistorio ya ha adjudicado las obras de derribo y ampliación de la calzada, que hace un cuello de botella en esa zona.
El mismo encargo beneficiará también a la parte trasera del Museo de Bellas Artes, en la calle Vuelta del Ruiseñor. La desaparición de los barracones de Cruz Roja despejarán el entorno de Viveros y permitirán a su vez que la delegación de Acción Cultural inicie la reforma integral de una agencia de lectura totalmente destrozada por el vandalismo.
Esto último pasará a los anales de la pequeña historia municipal como una de las decisiones más desacertadas que se recuerdan. El Ayuntamiento quiso aprovechar las ayudas del Gobierno, el llamado Plan ZP, con una inversión de 337.000 euros para construir una pequeña biblioteca en el antiguo zoológico.
El problema es que el acceso se diseñó desde el jardín y no había financiación para ampliar el parque donde todavía se levantan las jaulas y piscinas de los animales. La consecuencia fue el saqueo de todos los metales del pequeño edificio y su ocupación ilegal por indigentes. El Consistorio se gastará una cantidad similar a la anterior para su reconstrucción.
Acerca del Palacio Real, la excavación de sus restos debía ir acompañada de la apertura de una pequeña sala de exposiciones. La realidad es que la caseta sigue cerrada, parte de la barandilla que rodea las ruinas está rota y los paneles están casi borrados por el efecto del sol.