«Hasta que (Reccep Tayyip) Erdogan lo confirme, (Jamal) Khashoggi no estará muerto. Pero sabemos que lo está». Con esta declaración de un funcionario turco, cercano a la investigación, se resume a la perfección el entramado que rodea al presunto asesinato del sexagenario periodista saudí y que ha sacudido los cimientos de la diplomacia mundial en los últimos días.
Las novedades sobre el crimen de Khasoggi las reveló ayer el diario turco progubernamental «Al Sabah». Citando fuentes policiales, sin identificar, el rotativo turco aseguró que las autoridades del país tienen una grabación de audio del asesinato realizada con el «Apple Watch» que llevaba puesto el periodista cuando entró al consulado saudí el 2 de octubre. Khashoggi había entregado su iPhone a su prometida, la periodista turca Hatice Cengiz, de la que se despidió, cariñosamente, en la puerta del recinto diplomático. «Te veo luego, querida. Y entró», explicó Cengiz a Associated Press (Ap). Para su prometida, oficialmente, Khashoggi «sigue desaparecido».
Los servicios de seguridad turcos recuperaron el audio de su cuenta de iCloud que se sincroniza con el IPhone. «Al Sabah» indicó, citando a altos funcionarios turcos bajo anonimato, que agentes saudíes en el consulado habían tratado de borrar las grabaciones, primero intentando averiguar la contraseña del reloj y después –aquí vienen los detalles escabrosos–, utilizando «el dedo» del periodista muerto.
Sin pruebas, basándose únicamente en hipótesis y conjeturas, la prensa internacional, a través de fuentes oficiosas, ha ido resolviendo el misterio de la trama Khashoggi. Las informaciones infundadas –ya que no hay una versión oficial de los hechos– sobre el brutal asesinato del periodista disidente ha dañando más la imagen de Arabia Saudí que si se hubiera encontrado su cadáver, despedazado, en su consulado en Estambul.
Y a diferentes fuentes e intereses, diferentes versiones. La más extendida es que Khassogi fue retenido en el consulado, torturado, y brutalmente asesinado, y después descuartizado para sacar su cuerpo despedazado en maletas fuera de la legación diplomática. Un informe publicado por el portal de noticas «Middle East Eye» revela, incluso, que parte de su cuerpo habría sido enterrada en el jardín de la residencia consular.
El informe elaborado por el director de MEE, David Hearst, apunta, basándose en fuentes cercanas a la investigación, que Khashoggi fue sacado a la fuerza de la oficina del cónsul general, antes de ser asesinado brutalmente por dos hombres que descuartizaron su cuerpo y después se lo llevaron en maletas negras.
Según MEE, funcionarios turcos revelaron que saben cuándo y dónde fue asesinado el veterano periodista saudí y están considerando si cavar en el jardín del cónsul general para ver si sus restos están enterrados allí. «Sabemos cuándo fue asesinado Jamal (Khashoggi), en qué habitación lo mataron y adónde se llevó el cadáver para que lo desmembraran. Si se permite el ingreso al equipo forense, sabemos exactamente a dónde ir», reveló la fuente, que guardó su anonimato, al medio árabe.
La primera vez que Khashoggi fue al consulado saudí fue el viernes 28 de septiembre y se reunió con un diplomático en un intento para obtener los documentos que necesitaba. El representante saudí le dirigió a un miembro de la inteligencia que le dijo que no podrían proporcionarle los documento que necesitaba ese día, pero que podría regresar a la semana siguiente. Khashoggi llamó al oficial de Inteligencia el martes 2 de octubre y éste le cito ese mismo día a la 13.00 horas local.
Media hora antes, todos los miembros del personal local se marcharon del consulado para el almuerzo, que dura una hora. Cuando se iban a marchar los funcionarios turcos, les avisaron de que se tomaran la tarde libre porque iba a celebrarse una reunión diplomática de alto nivel en el consulado, según constatan medios turcos.
Poco después entró Khashoggi al recinto para estar a la hora en que lo habían citado. Una fuente policial detalló que fue recibido por un funcionario y llevado a la oficina del cónsul general. Pasado un rato, dos hombres entraron a la habitación y sacaron a la fuerza al periodista de la oficina hacia otra habitación donde lo mataron y luego arrastraron su cuerpo a una tercera sala donde fue descuartizado, informó la fuente cercana a la investigación.
La Policía turca sostiene, desde el sábado de la semana pasada, esa versión de que Khashoggi fue asesinado en el interior del edificio diplomático, pero no ha presentado pruebas ni se ha pronunciado ninguna declaración oficial. Mientras tanto, diplomáticos saudíes del consulado aseguran que el periodista crítico con Riad abandonó el país poco después de su llegada al recinto consular y están preocupados por su paradero. «Me gustaría confirmar que Jamal (Khashoggi) no está en el consulado ni en el reino de Arabia Saudí. El consulado y la embajada estamos trabajando para encontrar su paradero. Estamos preocupados por este caso», declaró recientemente el cónsul general del país árabe, Mohammad al Otaibi, a periodistas de Reuters.
Otra fuente turca dijo que el cónsul general no había salido de su casa durante los últimos días y había cancelado todas sus citas. Según la investigación, los funcionarios saudíes se llevaron todos los discos duros de la sala de cámaras de seguridad en el consulado cuando salieron del edificio.
La otra versión que ha estado circulando en los medios durante la última semana es el posible secuestro del periodista crítico con el régimen saudí y colaborador de «The Washington Post». Llama la atención el cambio de actitud de Yasin Aktay, íntimo amigo de Khashoggi y asesor del presidente Erdogan. Aktay apareció en la televisión turca el 7 de octubre y dijo que había recibido información de que Khashoggi fue asesinado. Mencionó al grupo de 15 saudíes que habían llegado en dos aviones privados en el momento en que Khashoggi estaba en el consulado, dando a entender que de alguna manera estos hombres estaban involucrados en su desaparición. Sin embargo, al día siguiente, en otra entrevista, dijo que era optimista y que esperaba que Khashoggi aún estuviera vivo y que se retractaba de sus afirmaciones anteriores.
Fuente: La Razón