"El nuevo equipo tiene la tarea de consolidar la obra social de Casa Caridad"

Todavía se le escapa algún «nosotros» cuando habla de la entidad que ha presidido durante dieciséis años, pero aclara que él ya no pinta nada en la Casa de la Caridad. Antonio Casanova, de profesión economista, deja la ONG de los valencianos con la sensanción del deber cumplido.

-Pregunta obligada, ¿qué balance hace de estos años?

-Es complicado resumir esta época, pero yo destacaría la transformación del sistema, que ha pasado de ser asistencialista a profesionalizado. También considero importante la capacidad que ha demostrado esta institución para resolver los problemas derivados de la crisis económica tan grave que ha vivido el país durante los últimos años. La Casa no solo ha estado a la altura de las circunstancias, sino que incluso, y pese a esas circunstancias, ha podido crecer.

-¿Y qué sensación le produce todo esto?

-Me voy con una sensación de tranquilidad y satisfacción enormes; muy contento por haber sido capaz de haber hecho algo por los valencianos que más lo necesitan.

-Se llevaba tiempo especulando sobre su marcha, ¿cuándo decidió dar el paso?

-No ha sido una decisión de la noche a la mañana, sino muy meditada. Ya dije en su momento que me retiraría en cuanto el centro de Benicalap estuviera en marcha. Ese ha sido un gran reto para mí. Han sido muchos años y con muchos momentos difíciles, pero, en pocos meses de vida, este centro ha demostrado que era necesario y oportuno. Me voy con la satisfacción del deber cumplido.

-¿Echará de menos la Casa?

-Me voy con la tranquilidad de que dejo uno institución bien ordenada y con un prestigio que trasciende la Comunitat Valenciana; con la esperanza, no… (pausa para una reflexión), con la seguridad de que la Casa irá bien. Te vas porque es tiempo de irte. Es un ejercicio de responsabilidad. No es bueno eternizarse en un puesto. Ahora es momento de un equipo nuevo, con nuevas ideas.

-¿Aviso a navegantes?

-No soy un político. Soy muy respetuoso con las decisiones de cada uno. Yo he tomado la mía. Cada uno que haga lo que tenga que hacer. Solo diré que el tiempo pone a cada uno en su lugar.

-¿Cuál cree que es su legado?

-El compromiso con Valencia y con la gente que lo pasa mal. Cuando estás en este puesto te das cuenta de que hay gente que sufre, pero para ser presidente de Casa Caridad hay que ser optimista.

-¿Y quién cree que será el próximo optimista?

-(ríe) Eso lo dirán las urnas. Somos una institución transparente. Yo no digo nombres ni doy consejos. No puedo ni debo tomar partido, pero es cierto que hay un vicepresidente que conoce muy bien la Casa (se refiere a Luis Mirallles).

-¿Cuál cree que debe ser el camino que debe seguir esta ONG?

-La obra social de la Casa no puede darse por finiquitada. Cuando algo no crece, desaparece. Pero tampoco es bueno el crecimiento excesivo sin consolidación, y esa ya es tarea del nuevo equipo. Desgraciadamente, la Casa de la Caridad seguirá siendo necesaria porque hay muchas necesidades sociales.

-¿Le queda alguna espina clavada después de tantos años?

-Pesa más lo positivo que lo negativo. Cuando se te acercan a felicitarte sientes una gran satisfacción.

-¿Está satisfecho con el trato recibido por parte de las Administraciones públicas?

-Han trabajado incondicionalmente apoyando a la Casa. Los Gobierno no llegan a todos los sitios, por eso deben apoyar a los que sabemos y podemos hacerlo. Y, en nuestro caso, no deben olvidar que no hemos tenido «casos raros» (señala en relación a posibles escándalos de malversación de fondos). Yo, ni nadie de la Comisión Ejecutiva, se ha llevado una peseta. Con las Administraciones siempre ha habido buena relación. En estos momentos es positiva, tanto con el Ayuntamiento de Valencia como con la Generalitat, aunque esta nos haya bajado las subvenciones (sonríe). Pero no hay rencor, sino agradecimiento.

-¿Le han llamado para despedirse?

-Unos me han llamado, a otros les he llamado yo, pero todos han sido excesivamente amables.

-¿Qué piensa hacer ahora con tanto tiempo libre?

-Tener más libertad. Yo no vivo de la Casa de la Caridad, yo vivo de lo mío, y tengo dedicarle tiempo. Ahora estoy más tranquilo, pero pronto tendréis noticias mías. Tengo un proyecto en mente…

Source: Comunitat Valenciana

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