El PD rompe con el «renzismo»

Tocaba desengrasar la vieja maquinaria para demostrar que debajo de las ruinas todavía queda un partido político. El centroizquierda, un concepto que hace exactamente un año ostentaba el Gobierno en Italia y que desde entonces parecía haber desaparecido del lenguaje de sus ciudadanos, puso ayer en escena un desfile de fantasmas. El de los votantes de carné del Partido Democrático (PD), la fuera política con mayor número de afiliados, que salieron a escoger un nuevo líder en unas primarias. El elegido fue Nicola Zingaretti, el actual gobernador de la región del Lazio -cuya capital es Roma-, un hombre sin mucho brillo, pero que al menos es el único que ha sido capaz de darle una alegría electoral al partido en las últimas elecciones regionales a las que se presentó.

Y esto ya es mucho decir para los socialdemócratas. Porque desde la caída del Ejecutivo de Paolo Gentiloni, que heredó el Gobierno de Matteo Renzi, el PD había sido incapaz de traducir esa gran estructura interna que aún mantiene en triunfos electorales. Por eso la primera prueba consistía en demostrar que los fantasmas existen y que el número de votantes no decaía con respecto a las anteriores primarias, en las que fue elegido Renzi, si la intención era sacar a relucir una cierta vivacidad. El test quedó superado, porque fueron a las urnas cerca de 1,8 millones, una cifra superior a la de la última cita. En caso de que ninguno de los tres candidatos que se presentaban hubiera obtenido más de un 50%, habría sido necesaria una segunda vuelta. Pero también en este sentido, el mensaje fue contundente, porque Zingaretti consiguió dos tercios de las papeletas. Es decir, una alta participación y un candidato que ganó por goleada: la prueba del algodón para iniciar la resurrección.

Probablemente Zingaretti no pasará a la historia como el político más brillante que ha liderado el centroizquierda. El gobernador del Lazio es uno de esos peones del partido que siempre han hecho carrera desde dentro. Líder en los noventa de las juventudes socialistas, afiliado a la corriente izquierdista de un partido con varias almas, eurodiputado y presidente regional. En otras circunstancias no habría pasado de ahí. Un barón, que se diría en España. Pero es que tampoco son tiempos para el lucimiento, sino para arriar velas, aguantar el chaparrón y esperar a que soplen vientos más favorables para plantearse una ofensiva. Hablando de España, en Roma miran al modo en que Pedro Sánchez llegó de la nada para convertirse en presidente y piensan que todo es posible.

Las opciones del PD en estos momentos pasan por una debacle del Movimiento 5 Estrellas (M5E), un partido con una base electoral mucho más ecléctica, pero que en las últimas elecciones les robó millones de votos a la izquierda. Con el modo en que la Liga de Matteo Salvini está devorando al M5E desde el Gobierno, los socialdemócratas creen que una caída en los sondeos de los ‘grillini’ les devolvería esos votos perdidos. Aunque para eso lo primero que deben hacer es recuperar la idea de una izquierda unida, una idea que quedó disipada tras las guerras fratricidas que se produjeron tras la caída de Renzi. No en vano, en las primeras palabras que pronunció Zingaretti nada más confirmarse su victoria aseguró que es necesario unir a todas las confluencias de izquierdas en las siglas del PD para presentarse como un nuevo partido fuerte.

Así surgió este partido hace poco más de una década, cuando el enemigo era Silvio Berlusconi. Hoy éste se llama Matteo Salvini y contra todo lo que él representa tratarán ahora de focalizar su estrategia los socialdemócratas. Lo ocurrido el día anterior en Milán sirvió como primer ensayo. El sábado más de 200.000 personas salieron a las calles de esa ciudad para manifestarse como una Italia que respeta a los inmigrantes, en contra de las políticas del Gobierno. Zingaretti estuvo allí, junto con Maurizio Martina -secretario general en funciones hasta ayer y contendiente también en estas primarias- y otros líderes del partido. Quien no se dejó ver en Milán ni lo suele hacer demasiado en la escena pública en los últimos tiempos es Matteo Renzi, uno más de los fantasmas que fueron ayer a votar en las primarias. Éste además aparecerá si la situación vuelve a ser favorable y el momento requiere un líder fuerte. En las encuestas, el PD al menos no se ha desplomado después de la catástrofe electoral de las últimas generales. En estos momentos, los sondeos le dan un 18% -lo mismo que consiguió hace un año-, mientras ven cómo el M5E sigue en caída libre.

Fuente: La Razón

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