El plan oculto de Torra: ruptura total y elecciones catalanas

Joaquim Torra ha comparecido en el Parlament para explicar por enésima vez su hoja de ruta, la cual se basa en implementar una nueva República. Nada nuevo si lo comparamos con su discurso del pasado 4 de septiembre, que se anunció como un discurso rompedor y que se quedó únicamente en lenguaje inflamado y fuegos de artificio. Sin embargo, el plan oculto del presidente de la Generalitat de Cataluña puede despegar en breve por las tensiones que se viven en el seno del independentismo. No sólo las tensiones se están agudizando entre ERC y Junts per Catalunya (JxC), sino que también son evidentes en el seno de Junts per Catalunya, donde las relaciones entre los diferentes sectores cada día están más deterioradas, o simplemente no existen, y el malestar entre el entorno de Torra y el ex president huido Carles Puigdemont y el PDeCAT es toda una bomba a punto de explotar.

«Torra se siente acorralado y solo, y volverá a desempolvar el camino unilateral con el apoyo explícito de un Puigdemont que se siente marginado», apuntan fuentes conocedoras de la situación. Estas mismas fuentes aseguran que lo sucedido en los últimos días ha agudizado la sensación de Torra de dar más pasos adelante. Los silbidos, las peticiones de dimisión y la sensación de que se están separando «de la mayoría del pueblo» lo pueden llevar adelante y no sería de extrañar que se produjera un adelanto electoral. En boca de un conocedor del mundo de Torra y Puigdemont: «No descartes unas elecciones por accidente».

El papel de ERC

Estas fuentes, que exigen mantenerse en el anonimato, apuntan a una nueva situación más estresante: «Torra puede volver a llevar las leyes de desconexión al Parlament, alegando que no hay avances en las negociaciones con el Estado. Estará por ver en ese momento cuál es el papel de ERC».

Desde las filas republicanas, a consultas de LA RAZÓN, se contempla este movimiento todavía con escepticismo, pero lejos de negarlo, contestan: «Si tan decidido está, lo que debería hacer como presidente es firmar estas leyes e iniciar el proceso de la República, no pasar el tema al Parlament». Torra pretende de esta forma volver a forzar una situación. Si no le siguen, las elecciones «le servirán para medir los apoyos ante la nueva traición de ERC. Ahora el escenario es o ruptura o elecciones. Esto es un sinvivir», remachan fuentes de Junts per Catalunya.

En el PDeCAT la sensación de orfandad política va «in crescendo». Fuentes del partido muestran su malestar ante la «ausencia de una línea política» porque «somos cada vez más una coordinadora de grupos de WhatsApp y de Signal. Ya no somos un partido, estos grupos son los que dirigen la política». «No hay ni orden ni concierto», confirman dirigentes territoriales que ponen de manifiesto el aumento de las alarmas en el mundo municipalista, que se enfrenta a unas elecciones en apenas ocho meses. «No es baladí el nombramiento de Ferran Bel –alcalde de Tortosa– como secretario de organización y acción municipal por parte de David Bonvehí», señalan portavoces del partido.

El grupo de Signal

Según ha podido confirmar este periódico, uno de los grupos de mensajería de Signal más activos es el que cuenta, al menos, con Carles Puigdemont, Joaquim Torra, Miriam Nogueras –vicepresidenta del PDeCAT– y la omnipresente tertuliana de TV3 Pilar Rahola. «Este grupo es el que ha puesto contra la pared a Miquel Buch después de los sucesos del sábado. No es el único grupo en el entorno del president Torra. Según las voces críticas del PDeCAT, «Torra, a través de estos grupos, ha metido a los CDR en el PDeCAT y nos ha convertido en el PDCUP, cosa que hace gracia a algunos como Nogueras, pero que desagrada a la mayoría».

En el partido dirigido por Bonvehí se mira con desconfianza la formalización de la Crida per Catalunya como un nuevo partido el próximo 12 de octubre. «Dijeron que sería un movimiento y no un partido, y el PDeCAT dijo que estaría en el movimiento, pero no disolverá en un nuevo partido». Estas palabras de un dirigente nacionalista no auguran momentos tranquilos en las próximas semanas en las relaciones entre Puigdemont y el PDeCAT. Nadie, a día de hoy, sabe qué pasará finalmente, pero la ruptura es un escenario que se contempla. «Del partido de “seny” y centrado, no queda ni rastro, ahora somos activistas. El PDeCAT se parece cada día más a la CUP», se lamentan.

Y como guinda, la incertidumbre sobre la candidatura de Barcelona, que casi se ha convertido en una especie de «Operación Triunfo». Ferran Mascarell pierde enteros, Neus Munté ganó unas primarias pero nadie le hace ni caso, y el puesto se ha ofrecido a Antoni Bassas, Toni Soler, la propia Rahola, y la última intentona, la periodista de Catalunya Ràdio Mònica Terribas. Todos han declinado.

Artadi «se postula»

En JxC los diferentes grupos tienen enfrentamientos abiertos. Agustí Colomines, el teórico de Puigdemont, atacó hace unos días con extrema dureza a Jordi Sánchez: «Es importante solidarizarse con los presos, pero por eso mismo los presos no pueden pretender la política catalana. El exilio, a pesar de los inconvenientes, da más libertad». Ayer, remachaba su idea y reclamaba coraje al Gobierno y que se vaya el que no quiera asumir pasos hacía la República. Este golpe bajo va dirigido a Sánchez, seguramente a ERC, pero también a Elsa Artadi, que como adelantó LA RAZÓN está llevando adelante una política de tender puentes con Madrid. «Se está postulando como alternativa porque está convencida de que Torra no aguanta y no tiene perfil de presidente», apuntan fuentes cercanas a la propia Artadi. Sus relaciones con Puigdemont son pésimas, «apenas se hablan» y con Torra «tampoco son mejores. Sus agendas no tienen nada que ver y su actuación política menos. Artadi tuvo que abortar sus aspiraciones a la Presidencia cuando Puigdemont impuso a Torra, pero las cosas han cambiado» y ahora tiene su propia hoja de ruta.

No está tan claro que Artadi siga los pasos de Torra; tampoco los diputados fieles al PDeCAT y menos los de ERC. Si Torra apuesta por la ruptura inspirado por Puigdemont podría afrontar penas de prisión, se apunta desde LA RAZÓN. La respuesta: «No. Todo está hablado. Se iría a Suiza, ya vivió allí».

Fuente: La Razón

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