La situación que vive el PP en la ciudad de Valencia no tiene precedentes. Nueve de los diez concejales que conforman el grupo municipal en el Ayuntamiento están siendo investigados dentro de la «Operación Taula» y solicitaron la baja de militancia. Por tanto, la dirección ha decidido que ninguno de ellos participará en la próxima campaña electoral, pero esto no significa que el partido no esté dispuesto a salir a ganar.
La emergencia obligó a configurar una gestora cuyo presidente, Luis Santamaría, no da nada por perdido. Durante los dos últimos meses ha tratado de recomponer las bases del partido e insiste en que se puede mirar al futuro con optimismo.
Sus armas, básicamente serán dos. La primera, encabezar la críticas de los ciudadanos contra las decisiones más polémicas del equipo de Gobierno de Joan Ribó. Santamaría dice estar detectando un «deterioro de la convivencia ciudadana» con asuntos como la continua colocación de pancartas en el balcón del Ayuntamiento o las medidas tomadas «sin sentido común», como la peatonalización de las calles de la ciudad o la falta de la pregonada transparencia, «¿dónde ha estado el alcalde cinco días?». La segunda, sencillamente pasa por recordar el ideario del PP, un partido valencianista que no busca la confrontación.
Source: Comunitat Valenciana