Pablo Casado no lo tiene nada fácil en su decisión sobre los candidatos por Madrid para las próximas elecciones autonómicas y municipales. Por eso se está tomando su tiempo, pero la presión es creciente, no sólo en la organización regional, sino en el partido nacional. Madrid tiene un efecto simbólico determinante en la valoración que se haga del resultado de esas elecciones, y es la primera decisión realmente importante que recae sobre el nuevo líder del PP. La mayoría de los candidatos autonómicos y municipales ya ratificados por la actual dirección han sido herencia de la etapa anterior. Madrid es el test del nuevo presidente nacional, y la decisión tiene que tomarla con un banquillo muy limitado y bajo la demanda interna de que se apueste por «candidatos potentes», que contengan la preocupación preelectoral que hay dentro del PP por el tirón en Madrid de Ciudadanos (Cs), y también de Vox. A Ciudadanos lo temen sobre todo por los «daños» que les pueda hacer en el ayuntamiento debido a la «fuerza» que le reconocen a la candidatura de Begoña Villacís. Y respecto a Vox, la impresión es que en general no es adversario, pero de conseguir algo, sí sería en Madrid, y en otras «plazas» más conservadoras.
El PP se ha hecho sus «quinielas» de posibles candidatos, pero el silencio de Casado alimenta la esperanza en que pueda haber una sorpresa de última hora que descoloque a los adversarios. Un perfil no político, como el de Manuel Pizarro, quien ha recibido la oferta pero ha declinado volver a la política en activo. Pero una cosa es reclamar ese perfil y otra, muy distinta, es que se tenga solución para el entuerto. En el PP hablan de la ex ministra Isabel García Tejerina; del presidente del Senado, Pío García Escudero; o del alcalde de Boadilla, Antonio González Terol, por ejemplo. Pero es hablar por hablar porque no hay decisión firme ni tampoco se ha producido ningún gesto por parte de la dirección que permita intuir por dónde van a ir los tiros. En estas «quinielas» para las candidaturas de Madrid entran otros nombres como el del portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez Almeida. E incluso hay quienes han empezado a lanzar el de la ex secretaria general María Dolores de Cospedal, aunque oficialmente Génova niegue tajantemente que esta opción esté encima de la mesa. Alegan que ni siquiera ella quiere. Queda la posibilidad de que sea una estrategia para despistar y luego dar la sorpresa, pero la negación es categórica. Para Cospedal es más cómoda la opción de Europa, y Madrid, en estos momentos, es una «patata caliente» porque el PP ha perdido la posición que le aseguraba en el pasado mayoría absoluta tras mayoría absoluta. Son contextos políticos distintos por la irrupción de otras fuerzas, y el desgaste de la etapa de Esperanza Aguirre y de los casos de corrupción del pasado.
En elecciones hay poco voto diferenciado entre la comunidad y el ayuntamiento. Lo único que puede distorsionar esta tendencia es que hubiera un candidato muy bueno que se llevase todo el foco mediático y se impusiese sobre las propias siglas. Tan poco diferenciado es el voto que «es raro que dando mal el ayuntamiento, se gane la comunidad», explican en la «fontanería» electoral del partido, y ahí es donde se sitúa como principal problema a Villacís. «Estamos en el mismo hueco ideológico y la candidata de Ciudadanos es mucho más atractiva en todos los sentidos. Por eso sólo la podemos combatir con algo distinto, de más peso específico», sentencian en las filas populares.
Ángel Garrido, presidente de la Comunidad de Madrid, está moviéndose para mantenerse como candidato, como también lo están haciendo otros dirigentes del PP regional como González Terol o Martínez Almeida. Casado viene del PP madrileño y se conoce muy bien el partido en su conjunto. Además, tiene a su favor la ventaja de que su decisión no tendrá resistencia porque la organización apostó mayoritariamente por él en el Congreso de julio y no hay focos críticos en su contra. Los resultados sí se le medirán.
Aunque Madrid sea un problema, como también otras capitales de provincia que han sido hasta ahora feudos tradicionales del PP, como Valencia, Génova espera compensar con un buen resultado en el voto municipal en general. El PP tiene más estructura que Ciudadanos y en el voto rural sigue siendo más fuerte, argumentan en Génova, que los de Rivera. El nuevo equipo popular necesita «aguantar» en esos comicios para poder disputar luego con ciertas garantías las elecciones generales, de cumplirse el calendario oficial del Gobierno que continúa colocando estas urnas en 2020.
Fuente: La Razón