El show ha comenzado

El rally MAGA (Make America Great Again) ha comenzado. Donald Trump parece haber entrado en uno de sus terrenos favoritos: la campaña electoral. Ataques, ironías y entusiasmo son alguno de los adjetivos que están caracterizando las giras del magnate a lo largo de EE UU. El 6 de noviembre es una fecha clave para el presidente. Necesita mantener la mayoría en ambas cámaras; la de representantes y el senado, para continuar con una política económica exitosa, un juego político pragmático y un reposicionamiento comercial de EE UU hacia el proteccionismo y de cara a la competencia internacional. Lo económico es fundamental en el elector norteamericano.

Precisamente esta semana se ha registrado la tasa de desempleo más baja desde 1969. El 96,3% de los estadounidenses tienen empleo en la actualidad. Y más allá de las estridencias del magnate, lo cierto es que los bolsillos están hoy en mejores condiciones que hace dos años. La promesa sobre la estabilidad económica se está cumpliendo a partir de una confianza en los mercados y la seguridad de los inversionistas de que sus apuestas comerciales tienen un buen augurio. Según Gallup, el 76% de los norteamericanos desaprueban el trabajo del actual poder legislativo, tan solo el 19% lo aprueba.

Tradicionalmente, la prestigiosa encuestadora revela que Trump mantiene un sólido 42% de aprobación –con una tendencia al alza–. Los datos sugerirían que la personalización de la campaña es un hecho, y es justamente una de las señales que están ocurriendo. Finalmente la apuesta será pedir la confianza hacia el voto republicano, tanto para los representantes como para los senadores, y de esa manera asegurar que los objetivos de Trump con respecto a una agenda económica estable tendrá sus aliados en el Congreso. El Partido Demócrata no se aleja de la falta de confianza de su votante hacia los candidatos que aspiran a un escaño.

Días atrás, el propio ex presidente Barack Obama decidió meterse en la contienda, responder al tono extremo de Trump y pedir básicamente un salvavidas por su país, a través del voto demócrata. No solamente Obama ha roto la tradición, sino que además intentó medir fuerzas contra Trump. Esto, sin duda, demuestra una falta de liderazgo en el Partido Demócrata. Tan solo un mes nos separa de la próxima elección. Sin duda, es la primera prueba de fuego que debe atravesar Trump. Con toda seguridad, la intención de polarizar y volver dicotómica la contienda se acentuará con el transcurrir de los días. El show ha comenzado.

Fuente: La Razón

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