La tradición pirotécnica de las Fallas de Valencia parece haber encontrado una luz al final del túnel. En un mundo cada vez más regulado y controlado, el emblemático «tro de bac» se aferra a su supervivencia, aunque su futuro sigue estando en el aire. Este artefacto pirotécnico exclusivamente fallero ha experimentado un notable aumento en su demanda para el año 2024, pero su continuidad está sujeta a que las dos pirotecnias que lo fabrican mantengan su producción a pesar de las complicaciones que ello conlleva.
La historia detrás de la «Macrodespertà»
La «Macrodespertà» cumple su vigésimo aniversario en las celebraciones de las Fallas del año 2024. Esta espectacular manifestación pirotécnica fue ideada por la falla Mossén Sorell-Corona y rápidamente fue adoptada por la Junta Central Fallera. En la actualidad, se ha convertido en uno de los eventos más emblemáticos y esperados de las fiestas falleras. Esta iniciativa rescató una tradición pirotécnica que había caído en desuso en décadas anteriores, proporcionando un espectáculo temprano por la mañana en un momento en el que las verbenas nocturnas habían ganado popularidad. Sin embargo, su implementación no estuvo exenta de obstáculos, especialmente debido a las restricciones impuestas por los componentes utilizados en su fabricación.
El resurgimiento del «tro de bac»
Aunque el «tro de bac» estuvo al borde de la extinción durante mucho tiempo, en los últimos años ha experimentado un aumento significativo en su demanda. Este peculiar petardo, considerado el único genuinamente fallero, estuvo a punto de desaparecer en un momento dado. Durante años, la pirotecnia Zarzoso fue la única que producía este artefacto, pero recientemente se ha sumado a la producción la pirotecnia Mediterráneo. Esta última presentó recientemente el proceso de elaboración y los ejemplares que se dispararán durante las celebraciones del 25 de febrero.
La importancia de las Agrupaciones de Fallas
El primer fin de semana de marzo estará marcado por los disparos de numerosas Agrupaciones de Fallas, quienes han programado sus propios eventos pirotécnicos. Posteriormente, serán las comisiones falleras las encargadas de continuar con las tradicionales matinales pirotécnicas, donde el «tro de bac» desempeña un papel protagonista. «Hace semanas que cerramos la admisión», aseguró Toni García, responsable de la pirotecnia Mediterráneo. «Este año hemos producido nueve mil cajas, tres mil más que el año pasado. Hay un gran interés y una demanda creciente».
Los desafíos de la supervivencia
Sin embargo, la supervivencia del «tro de bac» no está garantizada. La producción y distribución de este artefacto pirotécnico se enfrenta a numerosos desafíos. No basta con venderlo y dispararlo; las empresas deben entregar el producto en el momento preciso y solo puede ser disparado por personas autorizadas. Además, la legislación europea impone restricciones estrictas sobre el almacenamiento y la venta de estos productos pirotécnicos.
«Guardarse una caja para tirarla en otro momento puede llevar consigo una sanción enorme», recordaba Miguel Ángel Pérez, responsable de pirotecnia de la JCF. «Afortunadamente, este año hemos tenido más cursillos que nunca, lo que indica un creciente interés y demanda que podría garantizar la supervivencia del ‘tro de bac'».
El desafío de la oferta
Aunque la demanda está en aumento, la oferta sigue siendo un factor crucial para la supervivencia del «tro de bac». La producción de este artefacto es un proceso complejo y artesanal que requiere la paralización exclusiva de una caseta de producción. «Es la primera vez que el grueso de la producción se paga lo que vale», asegura Antonio García. «Es un producto que tiene muchos riesgos y es imposible mecanizarlo. Aunque hemos avanzado, la batalla aún no está ganada por completo».