El que el CIS comience a realizar un seguimiento mensual de la situación es revelador de la necesidad apremiante que tiene el Gobierno de encontrar el momento justo para anticipar las elecciones tras perder la oportunidad de agosto. El CIS lanzaba al PSOE a la estratosfera y hundía al PP en su peor resultado en dos años. El PSOE sumaba con Cs o con Podemos. Se podían disolver las cámaras y fijar la fecha de las elecciones para el 30 de septiembre. Incomprensiblemente el PSOE renunció a este viento favorable que lo llevaba a su primer éxito electoral desde 2008.
El que desde este mismo mes dispongamos de barómetros electorales mensuales «oficiales» es interpretable como que el CIS está dispuesto a actuar de árbitro o de juez en la campaña electoral ya iniciada. Comenzará a ser más frecuente de lo habitual la publicación de encuestas preelectorales que marcarán las tendencias hasta las elecciones. Alguien puede pensar que se usará el CIS para desautorizar aquellas que pronostiquen un mal resultado para el PSOE. Si fuese así se comprometerá el prestigio de un organismo público al servicio del Estado, que no del Gobierno. La mayoría de las encuestas publicadas este mes señalan que el PSOE sigue en cabeza, pero que el PP se le acerca. También que el PP no ha parado de crecer con Casado, al tiempo que CS retrocede notablemente y el PSOE se estanca. Sondeos realizados antes de la dimisión de Montón y de que se cuestionase la tesis del presidente. Es muy posible que el CIS de hoy también se haya realizado evitando estos dos focos de crisis. Será un momento para comparar las cocinas de los institutos de opinión privados con el público. No obstante muchos no entenderán que se destinen recursos públicos para que el presidente del Gobierno elija el momento de disolver las cámaras.
Fuente: La Razón