El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha vuelto a sufrir las iras del independentismo en Cataluña por su papel como instructor de la causa del «procés», que mantiene en prisión a nueve políticos soberanistas, entre ellos el ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras. Si el pasado marzo los radicales separatistas catalanes pintaron consignas amenazantes a las puertas de su casa en Das (Gerona), el pasado sábado por la noche fue su presencia en un restaurante junto a unos amigos lo que provocó la airada reacción de los incondicionales del proceso independentista. Llarena y su esposa, Gema Espinosa, ex directora de la Escuela Judicial, estaban cenando junto a 15 amigos en el restaurante Can Cou-Cou de Mont-ras, en el municipio gerundense de Palafrugell. Un grupo de amigos con los que, según ha podido saber LA RAZÓN, el magistrado se suele reunir con asiduidad desde hace años.
Fuente: La Razón