ETA exige una «amnistía encubierta» a Sánchez

El entorno de ETA ha interiorizado que con el actual Gobierno que preside Pedro Sánchez pueden lograr grandes beneficios penitenciarios para sus presos y de ahí el apoyo que Bildu le prestó en el acto de investidura, según fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN.

La pretensión de este sector, antes de que se convoquen elecciones y pueda cambiar el actual Ejecutivo por otro menos accesible a sus demandas, convertidas en exigencias, es el de alcanzar una amnistía encubierta que permita la salida a la calle de la práctica totalidad de los reclusos de la banda criminal.

A finales de septiembre, había un total de 260 presos etarras, distribuidos en centros de España (212); Francia (47) y Portugal (1), según la relación hecha pública por Etxerat, la organización aglutina a los familiares de los internos.

En cualquier caso, desde Sortu ya han mandado un mensaje «claro y contundente» al presidente del Gobierno y al ministro del Interior, Fernando Grande- Marlaska: los acercamientos al País Vasco no bastan, no se conforman con ellos, hay que liberar a los presos.

Se referían a los dos últimos acercamientos acordados por el citado Ministerio, los de Kepa Arronategui y Marta Igarriz.

Días pasados, el secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, en una intervención pública, dijo textualmente: «Kepa Arronategui, al igual que el resto de presos enfermos y los mayores de 70 años, no tiene que estar en Zuera (Zaragoza), tiene que estar en la calle. Marta Igarriz, y el resto de presos con las 3/4 partes de la condena cumplida, no tienen que estar en Logroño, tienen que estar en la calle». Así agradecen los del entorno de ETA los gestos que hace el actual Ejecutivo.

Arronategui está condenado por haber participado en el intento de regicidio con ocasión de la inauguración del museo Guggenheim de Bilbao; e Igarriz, por alojar en su casa a tres terroristas y guardar varias mochilas con explosivos.

ETA como tal ya no existe porque ha sido derrotada policialmente, según las citadas fuentes. Lo que queda es el Colectivo de Presos, el EPPK, que controla firmemente Sortu.

Por eso, las palabras de Rodríguez hay que tenerlas en cuenta. «Todos los presos, absolutamente todos, no tienen que estar en cárceles “próximas” a Euskal Herria, tienen que estar en Euskal Herria. Y todo ello como paso previo a la liberación de todos ellos», subrayó este individuo.

Asimismo, advirtió (lo que no deja de ser una cierta amenaza) de que «no hay normalización política ni convivencia posible mientras en las cárceles españolas y francesas haya centenares de presos políticos. Pero, sobre todo, porque este pueblo tiene derecho a un futuro sin presos políticos». El mensaje no puede ser más claro.

Rodríguez defendió que con la «disolución de ETA (no admiten la derrota) hemos completado con éxito el cambio de ciclo y ha sido un factor determinante para el cambio en la relación entre el País Vasco y el Estado».

Es decir, que como supuestamente han hecho un gesto de buena voluntad, que no era otra cosa que disfrazar esa derrota de una especie de «empate», hay que darles todo lo que piden.

Se ufanan, asimismo, de que han puesto en evidencia los «obstáculos y sabotajes» de España y Francia.

La amnistía, aunque no sea con este nombre (ya que está expresamente prohibida por la Constitución) era uno de los fines estratégicos de ETA que su entorno sigue manteniendo pese al daño que supondría, en caso de concederse, a las víctimas del terrorismo. Además, el EPPK, que es tanto como decir Sortu, no confía el PNV para lograr esta amnistía encubierta.

Al referirse a los nacionalistas y la situación del País Vasco, Rodríguez señaló que «empiezan a acumularse los casos de enchufismo, amiguismo, clientelismo y corrupción, muy vinculados, por cierto, al PNV. En ese supuesto oasis, sufrimos un recorte sistemático de nuestro autogobierno y nuestra soberanía (…) Por eso, aviso a navegantes: la izquierda abertzale no avalará ningún acuerdo que no recoja el derecho a decidir. Como decía Telesforo (Telesforo Monzón, uno de los dirigentes históricos de la Herri Batasuna más próxima a ETA), no vamos a aceptar nada que no sea una relación de igual a igual, de pueblo a pueblo y de estado a estado (…) ya hemos conseguido impulsar el cambio en Nafarroa (Navarra)».

El PNV, a cambio del apoyo a la investidura de Sánchez, ha negociado el asunto de los presos con el fin de controlar un tema «espinoso» pero que le puede dar votos en el futuro en detrimento de la Izquierda Abertzale.

Fuente: La Razón

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