El encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin ha despertado mucho interés y otras tantas alarmas. Europa ve este encuentro con cierto recelo, más aún después de que Trump tildara de «enemigo» a la UE por su política comercial. Eso sí, por el momento, los Veintiocho no entrarán en una guerra de tuits con el presidente estadounidense, comentó ayer el ministro de Exteriores español, Josep Borrell.
Aun tratando de calmar las aguas en las redes sociales, las disputas comerciales y otras batallas evidencian que las relaciones entre el Viejo Continente y Washington ya no son las que eran. En este sentido, Borrell reconoció el «cambio» que ha experimentado la relación transatlántica desde que Trump llegara a la Casa Blanca y admitió que el mandatario se expresa de una manera «muy hiperbólica». «Ante ello, la UE ha adoptado una actitud lineal, es decir, no responder a los picos hiperbólicos, sino entender de la mejor manera posible lo que se nos quiere decir», explicó el ministro durante una pausa de la reunión con los titulares de Exteriores de la UE.
Los Veintiocho no quieren echar más leña al fuego. La UE ha optado por manifestar su desacuerdo, «pero dentro de una estrategia de no incrementar innecesariamente la tensión contestando», pese a la batalla tuitera entre Trump y el presidente del Consejo, Donald Tusk, horas antes de la cumbre de la OTAN. «Querida América, aprecia a tus aliados, después de todo, no tienes tantos», le espetó Tusk. «Debe ser incómodo estar rodeado de tantos enemigos», ironizó Borrell.
En este sentido, la Alta Representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, dijo que habría que preguntar a Trump «a quién considera su amigo». A pesar de ello, la UE considera a EE UU «un socio y un amigo». «Tenemos muy claro quiénes son nuestros amigos y espero que la Administración estadounidense tenga las ideas más claras también», sentenció Mogherini.
La UE seguirá aplicando sus políticas según los acuerdos recientes. Por ejemplo, seguirá intentando aplicar el pacto nuclear con Irán y buscará un fondo para compensar «las pérdidas de las empresas [comunitarias] que quieren seguir activas en Irán», afirmó Borrell.
Fuente: La Razón