La Falla nació al principio del siglo XX, cuanto la fiesta aún no tenía la importancia que tiene estos días de ahora. Sin embargo, se alzó con fuerza, y vivió momentos de auténtico esplendor y también de sufrimiento… Sin embargo, todo eso hace falla. Esta Falla, como todas, sufrió paros y revueltas de acuerdo a su tiempo. Continuó, a empujones, sin que la Guerra Civil, ni la post-guerra, ni los cambios polítcos pudieran pararla.
Se instaló en nuestro barrio de Ruzafa y asistió a los cambios, desde el inicio del alcantarillado hasta la colocación en los años 50 de las vías de un tranvía que nunca funcionó. Vivió los tiempo de la transición, luciendo en nuestra demarcación la Senyera más grande que nunca se había puesto en el calle, y ha visto como el barrio se llena de gente de varias etnias. La Falla recibió premios importantes, tanto de Falla, en sus inicios, como posteriormente de Cabalgatas, Iluminación, “Truc”, Presentaciones e incluso, un “Ninot Indultat” que descansa en el Museo Fallero, del cual, hasta la fecha, es nuestro mayor orgullo.
Esta Falla ha visto como los mismos apellidos se repiten a sus listas una y otra vez, y como, poco a poco, se van añadiendo otros. Vivió, como todos, tiempo de grandes gastos, y tiempo apretarse el cinturón. También hemos recibido varias visitas de la “Mare de Deu” a nuestro barrio y, todos los años, no falta nuestra visita a la patrona el día de la Ofrenda y Procesión. Hemos vivido juntos “Despertaes”, “Mascletaes”, “Castells de Rodetes”, desayunos, comidas, meriendas, cenas, cabalgatas, pasacalles, presentaciones, nombramientos y fiestas, verbenas, para llegar a todo esto hemos trabajado duro. Hoy llega el tiempo de gozarlo. Y lo queremos hacer con todos vosotros y conseguir que nuestra fiestas Josefinas se den a conocer de cara al exterior de nuestra comunidad.