Génova prepara con Aznar su presencia en la campaña andaluza

Los gestos de acercamiento del nuevo PP hacia el ex presidente del Gobierno José María Aznar han seguido dando frutos en las últimas semanas. Hoy el líder popular, Pablo Casado, presentará su nuevo libro en Madrid. Y la dirección está trabajando en cerrar la participación de Aznar en la campaña andaluza. «Estamos en ello. Aún no está cerrado». Esta confirmación de la dirección nacional sobre su deseo de contar con Aznar en la difícil campaña por la Junta de Andalucía rompe con la situación en la que se habían instalado las relaciones del partido con Aznar en la etapa de Mariano Rajoy.

El choque de Rajoy y su equipo con el ex presidente llevó a que este último dejase incluso de estar en la agenda de las campañas electorales o de convenciones y congresos. El nuevo PP sí se habla con Aznar y cuenta con él para las campañas electorales, en lo que no deja de tener sobre todo un valor simbólico, pero muy importante en clave interna. La reaparición de Aznar en la campaña andaluza puede pillar incluso a contrapié a buena parte del PP andaluz. Ninguna estructura provincial ha incluido expresamente su nombre en la lista de dirigentes nacionales con los que quiere contar en su actividad electoral.

Aznar sigue teniendo su público dentro del partido, pero no está repartido de manera proporcional entre todas las comunidades autónomas. Como tampoco hay consenso interno sobre la conveniencia electoral de ligar más las siglas del partido con Aznar y con lo que representa el «aznarismo». Mientras que en Génova hacen la cuenta de que sumar la herencia de todos los ex presidentes, y vender unidad, les beneficia políticamente, en el ámbito territorial hay discusión sobre el giro a la derecha con el que se está identificando el discurso de la nueva dirección del partido.

Génova argumenta que el PP debe hablar claro y no perderse en tacticismos que en el pasado le alejaron de la militancia y de sus votantes más tradicionales. Pero el perfil del votante tradicional del PP también varía por territorios, y en algunas organizaciones regionales se escuchan advertencias sobre las consecuencias de alejarse del centro.

La cúpula popular se encuentra ante el reto de encontrar una posición propia, que le permita actualizar el proyecto de Rajoy y competir con Ciudadanos y con Vox. Es un equilibrio difícil porque para volver a las mayorías del pasado el PP necesita recuperar a todos sus votantes más conservadores, pero también el nicho de voto menos ideologizado y que se acercó por primera vez al PP de Aznar bajo el mantra del «giro al centro».

Con Pedro Arriola a su lado el «marianismo» siguió profundizando por esa vía hasta que la estrategia se agotó electoralmente, afectada por los casos de corrupción que mancharon las siglas del PP y por las decisiones impopulares que tuvo que adoptar el Gobierno de Rajoy para dar respuesta a la crisis económica.

La inquietud electoral es más que evidente dentro del PP en vísperas de las elecciones andaluzas y con la vista puesta en las autonómicas y municipales de mayo. Las encuestas aún no les han dado un respiro suficiente como para recuperar la confianza en sí mismos, y la incertidumbre de las candidaturas pendientes agrava las tensiones internas. El PP es una olla a presión que Casado intentó calmar ayer con la justificación de que designar a los candidatos en diciembre supone adelantar el proceso casi un trimestre con respecto a lo que hizo Rajoy.

Este razonamiento no convence de puertas adentro porque lo que alegan en las sedes regionales y provinciales es que en 2015 Rajoy venía de las elecciones de 2011, que le habían dado al PP un poder autonómico y municipal excepcional, mientras que en las últimas elecciones el PP acumuló la pérdida de gobiernos.
«Cuando se está en el gobierno, hay estabilidad, los plazos no cuentan. En la oposición, esta situación sólo genera incertidumbre», se escucha.

Casado también explicó que su objetivo es ocupar el centro-derecha, después de que este fin de semana dirigentes como el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, o el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, hayan alertado sobre la necesidad de no descuidar el centro político.

Fuente: La Razón

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