El conjunto arqueológico aflorado en el viejo Palau de Calatayud tiene un valor equiparable al de la Almoina y se convertirá en museo
Continúan las sorpresas en las excavaciones arqueológicas que realiza el Consell en el edificio de la calle Micalet número 5 de Valencia, antiguo Palau de Calatayud y sede de dependencias de la Conselleria de Hacienda. Al tesorillo de monedas del siglo XIV hallado a finales de marzo junto a azulejos de finales del XVIII y primera mitad del XIX, se suma ahora un muro romano de incalculable valor.
Los trabajos están aportando datos importantes para la historia urbana del entorno de la Catedral y la plaza de la Virgen. De hecho, Hacienda proyecta convertir el conjunto aflorado, al nivel de centros arqueológicos como la Almoina, en un museo abierto a toda la ciudadanía, a la vez que aprovecha el edificio para fines administrativos.
Según informa la Generalitat, las labores arqueológicas han sacado a la luz un muro que conserva parte de su revestimiento de placas de mármol, posiblemente de la cantera valenciana de Buixcarró. Se trata de un hallazgo de incalculable valor, que se sitúa en el ámbito de los grandes edificios monumentales que rodeaban el Foro de Valentia entre los siglos I y II d.C. Este muro, además, fue utilizado a lo largo de la historia, de modo que se conserva una altura superior a los 2,25 metros y, sobre él, se mantienen reformas de épocas posteriores que muestran cómo distintas culturas y civilizaciones vivieron en el mismo espacio que llega hasta nuestros días.
También se ha hallado una parte de la trama urbana antigua, cuya modificación en 1800 coincide con la construcción de la actual Casa Vestuario. Se han verificado las antiguas alineaciones de la calle Micalet, de muchos siglos atrás, y se ha confirmado que la antigua línea de fachada se encuentra bajo la actual calle, de modo que la anterior era mucho más estrecha y con una orientación que coincide con otros restos de la ciudad romana.
Además, en la pared medianera con la Casa Vestuario se ha descubierto el antiguo muro, de dos plantas de altura, construido con la técnica del tapial en el siglo XIV. De gran valor patrimonial y plástico, será visible en el futuro edificio.
Entre las evidencias de la antigua ciudad romana figura una porción de pavimento romano de los siglos I y II d. C., localizada a unos cuatro metros de profundidad. También se ha recuperado una lápida con inscripciones romanas, que nombra a los dos grupos de población de la Valencia de la época. Se trata de los ‘veteres’, descendientes de los primeros pobladores que llegaron en el siglo II a. C., y los ‘veterani’, soldados licenciados que arribaron en la época de Augusto (final del siglo I a. C.).
Del pasado islámico se han recuperado numerosos restos, como una fuente rodeada de tuberías cerámicas, una canalización de suministro de agua, posiblemente derivada de la Acequia de Rovella, y diversas estancias de un edificio, en fase de estudio, a la espera de verificar si pertenecen a antiguos baños árabes.