Cuando Hugo Chávez tomó el poder en Venezuela hace casi 20 años, protagonizó un populismo de izquierdas que parecía estar concebido para salvar la democracia. Pero, todo lo contrario, provocó la ruptura del modelo democrático. Ese colapso también fue provocado por otros factores como la caída en los precios del petróleo. Así lo sostiene el director de cine venezolano Carlos Oteyza, que hoy estrena, a nivel mundial, el documental «El pueblo soy yo» en las salas de cine de España. «En los años 70 vivimos un ‘boom’ de consumo que generó una matriz de opinión, de que nosotros podíamos ser un país rico», explica Oteyza en un encuentro posterior con LA RAZÓN tras el preestreno de este filme en la capital.
A lo largo de 86 minutos, el documental –producido por el historiador mexicano Enrique Krauze– repasa la historia reciente del país suramericano y profundiza en la naturaleza del populismo y el culto al líder que encarnó Chávez hasta su muerte en 2013, y que su pupilo, Nicolás Maduro, trata de mantener a costa de la destrucción del tejido productivo y empresarial de un país en el que se han coartado todas las libertades hasta generar el mayor éxodo forzado en América Latina. «Chávez propuso una alternativa, y la alternativa era él. La mayoría de las personas lo creyeron. Esto, aunado con el ascenso espectacular de los precios del petróleo desde 2013, fue una combinación letal. Pareció por momentos que iba a permitir el progreso definitivo: «El socialismo del siglo XXI». Pero lo que resultó fue la destrucción sistemática de una economía, empezando por PDVSA (Petróleos de Venezuela). «Cuando el precio del crudo bajó, se quita la bruma y lo que usted tiene es una situación de absoluta destrucción», insiste Krauze. El documental usa imágenes recientes y de archivo que se entrelazan con entrevistas a analistas y expertos venezolanos y extranjeros. El hilo conductor es el propio comandante Chávez –que llega al poder en 1998– y su carismática personalidad, que se sostiene gracias a un discurso protector donde el individuo pierde fuerza en aras de la colectividad. «Chávez era más que un estilo, más que un actor, era un hombre con una capacidad de comunicación y con un hechizo que iba mucho más allá de sus guiones. Fue una especie de inventor mediático, un ‘showman’. Pero eso que parecía tan divertido escondía la mayor tragedia porque, mientras hacía eso, estaba destruyendo sistemáticamente la planta productiva de Venezuela», describe el filósofo mexicano. Durante su Gobierno se expropiaron empresas, bancos y propiedades. También el documental refleja otros aspectos característicos de la Venezuela de Chávez: el apoyo de los militares, el control de los medios… Las consecuencias son de sobra conocidas. «En Venezuela hay mucho miedo, miedo en la oposición, cualquiera puede ser acusado de traición, pero también hay miedo en el Gobierno», concluye el cineasta Carlos Oteyza.
Fuente: La Razón