Cualquiera que tenga en casa una impresora 3D a su alcance, podrá tener también un arma. Es la última ley polémica aprobada por el Gobierno Federal de Estados Unidos, que da luz verde a una empresa de Texas responsable de este diseño armamentístico de bajo coste y totalmente casero. Ya no será necesario ser ciudadano estadounidense ni carecer de antecedentes penales para poseer uno de estos artilugios. Tan sólo descargar el manual de fabricación por internet e imprimirlo en tecnología 3D (estas impresoras tienen un coste de entre 500 y 3.000 dólares) para convertir en armas reales los planos de fabricación.
Estas armas caseras, conocidas como pistolas «Libertador», son de plástico, lo que impedirá su identificación en los controles de seguridad y detectores de metales, pero sus balas serán igual de letales que las demás. Pistolas y rifles, como el modelo AR-15 utilizado en la reciente masacre del Instituto de Parkland en Florida, podrán imprimirse a partir de ahora en 3D y sin restricciones. «Comienza formalmente la era de las pistolas descargables», tal y como anuncia la página web de Defense Distributed, la compañía estadounidense que a partir de hoy las pone a la venta, después de llegar a un acuerdo con el Gobierno de Trump. Una empresa, con sede en Texas y fundada por el treintañero Cody Wilson, que añade más leña al fuego al eterno debate del control de armas.
Fuente: La Razón