La Fundación Bancaja recoge un total de 120 cuadros del artista en los que muestra su pasión por los parterres andaluces y valencianos, que llevó a su propia casa
[wp_ad_camp_2]
Cuando contaba ya con 40 años de carrera a sus espaldas, Joaquín Sorolla, el pintor valenciano más internacional, decidió darle un capricho a su talento, dejarse llevar y que su pincel trazara únicamente los contorno y colores de una de sus grandes pasiones: los jardines. De todas las formas y colores, jardines inspirados sobre todo en la Alhambra de Granada y en los Reales Alcázares de Sevilla, y que hizo suyos no solamente en los lienzos, sino en su casa de Madrid, donde construyó sus propios parterres.
De aquellos últimos años de su larga trayectoria resultaron centenares de obras, que desde hoy y hasta el próximo 19 de marzo pueden disfrutarse en la Fundación Bancaja en la exposición «Sorolla. Un jardín para pintar». La entidad celebra esta muestra para conmemorar el décimo aniversario de la remodelación de su centro cultural, situado en la Plaza de Tetuán.
El presidente de Fundación Bancaja, Rafael Alcón, el director territorial de CaixaBank en la Comunitat Valenciana, Xicu Costa, la directora del Museo Sorolla de Madrid, Consuelo Luca de Tena, y la comisaria de la exposición, María López, presentaron ayer esta colección de 120 cuadros. Alcón agradeció su colaboración a todos los prestadores de las obras, entre los que se encuentran, aparte de la propia Fundación Bancaja, el Museo de Bellas Artes de Valencia, la Fundación Sorolla de Madrid y particulares, entre otros.
Luca de Tena explicó que la muestra presenta un Sorolla «injustamente inédito», puesto que el artista es siempre recordado por sus imágenes de playas o niños jugando en el mar, pero fue también un gran paisajista y retratista, «muy a su pesar», indicó, puesto que no disfrutaba con este tipo de cuadros. No obstante, Clotilde, su mujer, es una de las personas que aparece en algunas de sus obras sobre jardines.
La directora del Museo Sorolla recordó que la figura del «pintor-jardinero» era frecuente en la época y que muchos otros artistas impresionistas construían jardines para después pintarlos, con perfiles «muy peculiares y característicos».
La comisaria de la exposición, María López, manifestó que se trata de un «Sorolla maduro que sabe lo que quiere y que se está pintando a sí mismo» y destacó la importancia que dio a conceptos fundamentales de la pintura como la luz, el color, la composición o los reflejos.
Además, resaltó los paralelismos con otros artistas como el impresionista Claude Monet o el expresionista Vasili Kandinsky, que también encontraron en el trabajo con jardines «los mismos parámetros pictóricos y emocionales que encontró Sorolla».
Coincidiendo con la exposición, se organizarán dos talleres didácticos infantiles en fin de semana para que los niños de 6 a 11 años conozcan la obra y puedan trabajar con ella y crear un jardín «Pop Up» que estará inspirado en el arte del pintor valenciano.
Como novedad en las actividades de la Fundación, habrá una serie de talleres dirigidos a personas mayores y con movilidad reducida que se realizarán en los centros de día.