La Alameda (L’Albereda) (antiguo Prado de Valencia)

La Alameda es un paseo ajardinado de algo más de un kilómetro de longitud que discurre por el margen izquierdo del río Turia, desde el Puente del Real hasta el Puente de Aragón. El actual paseo de la Alameda era parte del antiguo camino de acceso al Palacio del Real desde el mar (Camino del Grao). En origen era un lugar lleno de humedales por su cercanía al río y lugar ciertamente insalubre. 

Entre 1643 y 1645 Rodrigo Ponce de León (* 02-01-1602 † Marchena-Sevilla 1658), IV duque de Arcos y virrey de Valencia entre 1642 y 1645, manda plantar dos filas paralelas de álamos a lo largo del pretil del río, a partir de este momento el lugar se conocerá como la Alameda (lugar de álamos), perdiendo su anterior nombre de Prado del Palacio del Real que ostentaba desde finales del siglo XVI. 

A mediados del siglo XVII, la «Fábrica Nova del Riu» terminó de construir los muros y pretiles del río en esta zona (margen izquierda del río) por lo que el lugar protegido ahora de las riadas se transformó en un lugar más habitable. Finalizada la obra de construcción de los pretiles, hacia 1674 se inicia un periodo de embellecimiento público del lugar, creándose en 1677 un espacio o plaza ovalada frente al Palacio del Real, lugar que sería utilizado como lugar de festejos principalmente corridas de toros. Este espacio se situaba aproximadamente en el lugar que hoy lleva por nombre Llano del Real. 

Hacia 1692 La Alameda ha adquirido carácter de paseo público y la «Fábrica de Murs i Valls» decide embellecer el paseo en toda su extensión que por aquella época sólo llegaba hasta el Puente del Mar. Se plantan nuevos árboles y la plaza ovalada situada frente al Palacio del Real es decorada con bolas y bancadas de piedra creándose la entrada formal al Paseo de la Alameda. 

 

A principios del siglo XVIII, el Intendente del Reino de Valencia Rodrigo Caballero Llanes abordó una serie de mejoras destinadas a definir y mejorar un paseo arbolado que, en la margen izquierda del Turia, enlazara el Llano del Real con el arranque del camino que llevaba al Grao, en el Puente del Mar. Por eso en 1714 el intendente Caballero encarga a Lorenzo LLop la replantación de árboles y álamos. La Alameda se convierte en un frondoso paseo de 825 metros de longitud, distribuidos en dos calles de 15 metros de ancho cada uno para los carruajes, mientras que la calle central quedaba para los paseantes. Mandó construir la Ermita de la Soledad (hoy desaparecida) y las dos torres conocidas como de los guardas que todavía se conservan. También mandaría construir un segundo ovalo o plaza, similar al ya construido que cerraría el paseo a la altura del Puente del Mar. 

La torres llamadas de los Guardas, se encuentran situadas en la cabecera de la Alameda, construidas en 1714 por orden del Intendente, dedicadas una a San Felipe y la otra a San Jaime, estaban destinadas a alojar a los arrendatarios de las huertas cercanas y del paseo en particular. 

De planta cuadrada, constan de dos cuerpos ambos con balcones. Los balcones se distribuyen tanto en la fachada principal como en las laterales. Están rematadas por un chapitel de forma piramidal recubierto por tejas vidriadas de azul cobalto, con buhardillas en cada una de sus cuatro caras. Originalmente estos chapiteles eran de planchas de plomo pero ante el deterioro que sufrían, fueron sustituidas en 1729 por estas de teja vidriada por el maestro de obras Vicente Sarrió. En estas mismas fechas fueron eliminados unos cuerpos traseros que se encontraban unidos a las torres desde la fecha de su construcción, cuerpo saliente que se aprecia claramente en el plano del Padre Tosca. 

En su fachada principal cinco blasones o escudos: las armas reales de Felipe V, las armas municipales con una composición un tanto extraña y las armas del intendente Caballero. 

Sobre los balcones del piso principal de cada una de las torres, una lápida conmemorativa con una leyenda que según fray Josef Teixidor nos dice: Reinando en las Españas Felipe V / mandó hacer estas torres / estos jardines y restablecer / la pública recreación de este paseo / D. Rodrigo Caballero Llanes, caballero / del hábito de Santiago, del Consejo de S.M. / y superintendente general de Justicia, / Policía, Guerra y Hacienda de este / Reino de Valencia. Año de 1714. 

En el siglo XVIII se podían encontrar por tanto dos pequeñas plazas u óvalos, una a cada lado de la Alameda que la cerraban. Ambas plazas estaban circundadas por bancos de piedra. En la plazoleta más cercana al Palacio del Real, sobre dos columnas de jaspe realizadas por el cantero Domingo Laviesca entre 1715 y 1716 se colocaron los bustos de medio cuerpo de Felipe V y de su primera esposa María Luisa Gabriela de Saboya, mientras que en el lado opuesto una única columna también obra de Domingo Laviesca, recibía una escultura de cuerpo entero de Luis I, hijo de Felipe V. El busto del rey Felipe V en la actualidad se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia, las dos restantes y las columnas han desaparecido. Los bustos de Felipe V y su esposa fueron obra de Leonardo Julio Capuz (1660-1731), mientras que la escultura de su hijo Luis, fue realizada por Francisco Vergara el Mayor y estaban realizados en mármol de Génova. 

Durante la Guerra de la Independencia, el paseo de la Alameda sufrió grandes daños. Desaparecieron los bustos de los óvalos, la ermita de la Soledad, la decoración arquitectónica de los óvalos y gran número de especies arboreas, lo que motivó que una vez tomada la ciudad por los franceses, el general francés Suchet ordenará en 1812 la replantación de árboles y el adecentamiento del lugar. La responsabilidad recayó en el arquitecto municipal Cristóbal Sales que trazó un disposición ajardinada de corte clásico y diversos estilos. 

Durante más de dos siglos fue el paseo preferido de los valencianos y las valencianas, que a pie, a caballo y en coche se cruzaron y se encontraron bajo la sombra de La Alameda. Allí nació la Feria de Julio, cuyos pasacalles, desfiles, retretas, carreras, conciertos y batallas de flores encontraron siempre su marco mas ameno. 

En 1932 La Alameda fue remodelada por el arquitecto municipal Javier Goerlich que alargó su longitud, formando un paseo de aproximadamente un kilómetro entre el Puente de Aragón y el Puente del Real. Cambió la ubicación de la fuente de los Cuatro Elementos hasta su actual ubicación. Además peatonalizó el Puente del Mar y les dotó unas amplias escaleras y una decoración pétrea a juego con el puente. 

En su paseo podemos encontrar diversas esculturas dedicadas al naturalista Cavanilles, a Luis Santangel y al doctor Moliner y otras tantas fuentes conocidas como la de las Cuatro Estaciones (la mas cercana a los Viveros), la del puente de Aragón, conocida como de los Cuatro Elementos y la dedicada a la diosa Flora. 

También cerca del Puente de la Exposición podemos encontrar un templete (mingitorio) cubierto y de planta octogonal, para realizar audiciones musicales y que en raras ocasiones es usado para el fin con que fue construido. 

También conviene recordar que en el lugar aproximado donde se encuentra la fuente a la diosa flora, se encontraba la Ermita de la Soledad, derribada en el año 1810 al mismo tiempo que el Palacio del Real al objeto de que los franceses que se acercaban a Valencia no pudieran hacerse fuertes en ella. De su antiguo emplazamiento queda el recuerdo aparte de algún grabado antiguo por la existencia de una cruz sobre una columna y un pedestal que en la actualidad podemos ver en nuestro paseo. Las obras de la ermita fueron realizadas por los maestros de obras de la ciudad Pedro Sarrió y Rafael Martí y fueron sufragadas por el propio intendente Caballero en 1715. 

La fábrica de la ermita era de planta octogonal, cubierta con una cúpula y precedida por un amplio patio descubierto. En su interior decorada con mármoles se encontraba el Altar Mayor con una imagen de la titular obra de Leonardo Julio Capuz. A ambos lados del altar esculturas del intendente Rodrigo Caballero y su esposa, hoy desaparecidas. 

A partir de 1798 y cerca de la Ermita de la Soledad, el consistorio cede a la Universidad de Valencia unos terrenos para la creación de un Jardín Botánico bajo la dirección del catedrático de química y botánica Tomás de Villanueva. El lugar no reúne las condiciones necesarias y así en 1802 el Jardín Botánico es trasladado a su actual ubicación. 

 

La Alameda en el recuerdo