Arenys de Munt es el pueblo independentista por excelencia: allí se celebró la primera consulta soberanista en 2009, cuando José Montilla ocupaba el despacho del president de la Generalitat y el independentismo apenas rozaba el 10% en las encuestas. Ahora, casi una década después y con la crónica política reescrita a partir del viraje emprendido por Artur Mas (CiU) en 2012, Arenys se tiñe de amarillo y presume de ser «municipio de la república catalana». «Aquí empezó todo, nosotros ya votamos en 2009», recuerda una vecina de la localidad.
¿Qué ha cambiado desde entonces? El independentismo supera el 40% y ahora los municipios se dividen por banderas, pancartas, lazos o cruces. Arenys vuelve a estar a la cabeza en este sentido: su Ayuntamiento aprobó en mayo una resolución con los votos de ERC, PdeCAT, PSC y CUP –el PP fue el único que se opuso–para multar a quienes retiren de la vía pública símbolos como lazos amarillos o «estelades». Ahora, el Govern de Torra ultima una ley a nivel autonómico que podría conllevar sanciones de hasta 600.000 euros.
La mayoría de los vecinos de Arenys, un municipio con más del 78% de voto soberanista, se muestran a favor de la iniciativa de su Consistorio: «Vivimos en democracia y aquí cada uno puede expresar libremente sus opiniones. Por ejemplo, si pasara Inés Arrimadas por aquí delante me parecería perfecto, no le diría nada aunque pensemos distinto», detalla una señora de avanzada edad en la Rambla Francesc Macià, una avenida repleta de lazos que recorre la localidad de arriba a abajo.
Fuente: La Razón