Tal día como hoy del año 1886, en el patio de entrada del Hospital General, se procedió a la colocación de una estatua del Padre Jofre, obra del Escultor José Aixá.
Pocas veces me he sentido tan honrado como hoy al poder dedicar esta efemérides al escultor José Aixá. Todos los valencianos presumimos, aunque de manera inconscientemente, de su obra.
Las torres de Serranos, la Catedral de Valencia, la Lonja de los Mercaderes o el antiguo alfarje de la desaparecida Casa de la Ciudad, hoy ubicado en la citada Lonja, son mérito de Aixá.
Algunas de las esculturas más representativas de nuestra ciudad salieron de su taller. Desde la imagen de Juan Luis Vives que preside el patio del claustro de La Nau, hasta la mencionada figura del padre mercedario Joan Gilabert Jofré, realizada para el antiguo Hospital General de Valencia, actualmente en los jardines del Hospital General Universitario. Las gárgolas de la Lonja no son todas las que hoy vemos originales: algunas son obra del protagonista de este día: José Aixá.
José Aixá nació en Valencia el 28 de noviembre de 1844. Su formación como artista comenzó en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, en la época en el desamortizado convento del Carmen.
Aixá elaboró varias piezas para la fachada de la antigua facultad de medicina, ubicada entonces en Guillem de Castro; de hecho, el frente del edificio estaba presidido por una escultura de él figurando a Esculapio (el dios de la medicina y de la curación). Parte de esos restos conforman el jardín arqueológico que atravesamos para acceder a la principal biblioteca municipal de Valencia.
Aixá participó activamente en la decoración de edificios, tanto públicos como privados. Su taller gozó de gran fama y le llegaban encargos desde otras ciudades. Uno de los más conocidos está en el cementerio municipal de Sevilla: se trata del monumento funerario a Manuel García Cuesta “Espartero”
En su tiempo, buena parte del legado arquitectónico en Valencia estaba herido de muerte. Sea por su propio estado ruinoso, sea por los intereses creados en torno a muchos edificios. ¡¿Qué vamos a contar?! Palacio del Real, conventos como el de la Zaidía o la Puridad, la muralla y muchos portales de acceso a la ciudad, la Casa de la Ciudad, la Bailía… Algunas de las pocas construcciones históricas que sobrevivieron fueron tocadas y retocadas por Aixá.
Para muestra valgan estos botones: la Lonja. Durante parte del siglo XVIII fue cuartel militar y más tarde funcionó como improvisado hospital ante eventuales brotes pestíferos. Su estado amenazaba ruina, pese a la celebración de algunas ferias en el recinto. Junto al arquitecto Antoni Ferrer, consideraron que la torre nunca había sido finalizada, así que la obraron, rematándola en 1899 con merlones similares a los de la Sala de Contratación y del Consulado del Mar. Aixá fabricó diversas gárgolas para el añadido. Otro no menos llamativo: esculpió en 1893 el grupo escultórico del tímpano de la portada principal de la Lonja, en sustitución de unos símbolos referentes a la Industria y el comercio que allí se hallaban. Ese grupo fascinó a público y crítica.
En la planta superior del Consulado del Mar se instaló el alfarje de la antigua Casa de la Ciudad de Valencia ¿Imaginan quien se encargó de readaptarlo al nuevo espacio? Necesariamente, Aixá creó un par de vigas con toda la imaginería presente en la techumbre original, incluidas figuras de bulto redondo como profetas y animales fantásticos.
Aixà también esculpió algunas figuras de profetas en otro de los iconos de la ciudad, las Torres de Serranos. Del mismo modo reelaboró la señal real y los ángeles que sostienen el escudo de Valencia sobre el arco de ingreso de estas mismas torres. La tracería de filigranas del cuerpo central es también obra de Aixá.
La sombra de Aixá, aunque nos pase inadvertida, es tan larga que se proyecta en varias cruces de término góticas y en algunas vidrieras de la catedral de Valencia que diseñó y proyectó, entre otros lugares reseñables.
En las imágenes podemos la estatua del Padre Jofre con el color original de cuando salió de la fundición; en el proceso de restauración se le ha suprimido la capa de pintura blanca que la cubría. A continuación vemos la fachada de la Lonja durante las obras de restauración. En otra imagen vemos el Consolat del Mar donde está el hermoso alfarje procedente de la antigua Casa de la Ciudad, del siglo XIV rediseñado e instalado por Aixá. En otra vemos el diseño original y firmado por el propio Aixá de una vidriera para la capilla mayor de la catedral de Valencia representando a San Rafael y, por último, las Torres de Serranos antes y después de la restauración por parte de Aixá de las barbacanas almenadas que en la actualidad lucen.