La Diputación de Valencia pide otro crédito de 24 millones

La Diputación de Valencia aprobará hoy en el último pleno del año el Presupuesto para 2019. Un total de 486,3 millones de euros, 13 más que el pasado curso. Para el PP, que votará en contra, se trata de unas cuentas continuistas que lo único que hacen es aumentar la deuda de la institución.

El diputado popular Guillermo Barber explicó ayer que por segundo año consecutivo han solicitado una línea de crédito de 23.700.000 millones. «En dos ejercicios se han endeudado en 47 millones de euros. No tiene sentido cuando luego no ejecutan todo el Presupuesto». En esta mismas fechas, el año pasado se había ejecutado poco más del 50 por ciento.

Sin embargo, la diputada de Hacienda, Rebeca Torró, defendió el pasado martes que el nivel de endeudamiento había bajado y que se situaba en el 30,44 por ciento.

La socialista también remarcó el hecho de que se hayan reducido las ayudas directas y avanzó que en 2019 únicamente habrá una partida de 800.000 euros destinados para este fin, del que se beneficiará únicamente entidades sociales y ONG.

Para el PP este reparto sigue siendo discrecional y recordó cómo en los últimos años se ha favorecido a las entidades afines a los partidos que conforman el equipo de Gobierno.

Ayudas sectarias

Como ejemplo, se refirió al hecho de que entidades catalanistas como Acció Cultural del País Valencià (ACPV) haya recibido más de 350.000 euros y por contra, asociaciones culturales como Lo Rat Penat han logrado cero subvenciones. «El reparto de ayudas ha sido sectario, también el que se hace en los municipios porque siempre salen beneficiados los gobernados por partidos o coaliciones de izquierdas».

Barber también criticó que la Diputación destine cuatro millones a financiar competencias que no le son propias, como la construcción de colegios, competencia de la Conselleria de Educación o inversiones en el Museo del Mar, del Ayuntamiento de Valencia o para adecuación del cauce del río Turia, de la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Fuente;: La Razón

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