El nuevo modelo de residencia de mayores de la Generalitat contempla, entre otros aspectos, que cada anciano tenga un tutor que realice su seguimiento y la puesta en marcha de protocolos para el final de la vida digna y para minimizar el uso de sujeciones físicas, tal y como explicó la secretaria autonómica de Servicios Sociales y Autonomía Personal, Helena Ferrando.
En 2019 se pondrán en marcha 1.500 plazas residenciales y la cifra total de la legislatura será de 6.923. Además, el precio de la plazas que saldrán a concurso en 2019 se ha incrementado de 53 a 60 euros.
Respecto a las nuevas residencias, Ferrando subrayó que se van a comenzar a construir empresas privadas, algo que hasta ahora «no estaba pasando. Me preocupaba mucho no tener inversiones privadas, pero ya lo están y, a partir de ahora, estamos liderando nosotros y nos preguntan qué es lo que queremos».
A la construcción de centros privados se une la puesta en marcha de centros de titularidad pública, y está prevista la construcción de una residencia en San Mateu y una línea específica para la mejora y construcción de centros públicos destinada a ayuntamientos.
«En este nuevo modelo, una persona mayor se podrá comer la magdalena que le lleve su nieto a la residencia, podrá poner una foto en su habitación o llevarse la lamparita de su casa. Son cosas muy sencillas que hasta ahora no se pueden hacer», señaló.
Las estructuras de las nuevas residencias serán muy distintas a las actuales, y aunque sean muy grandes se subdividirán en núcleos más pequeños, de un máximo de diez personas, similar a un bloque familiar porque se pretende que estos centros sean «la nueva familia».
En algunos casos podrán tener hasta su propia cocina y se prevé que los pasillos sean más pequeños y las habitaciones más grandes, para que el residente la pueda individualizar e introducir objetos y mobiliario propio.
Además, contempla una reducción de ratios, que pasarán de ser de dos auxiliares por cada nueve residentes a dos auxiliares por cada siete.
Otra de las novedades es que por cada anciano habrá un tutor que le hará un seguimiento de cómo está comiendo y durmiendo, y al tiempo la persona mayor podrá transmitirle sus problemas o inquietudes, y también se incrementarán los talleres ocupacionales.
Además, se pondrá en marcha un protocolo de no sujeciones, y se emplearán otros mecanismos para evitar que algunas personas salgan solas del centro.
Fuente;: La Razón