La exhumación de Franco, propuesta estrella en el programa electoral de Pedro Sánchez, ya no se «vocea» tanto desde Moncloa. El Ejecutivo está comprobando cómo sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos puede traer consecuencias más negativas que positivas, debido a que, como adelantó LA RAZÓN, los nietos tienen intención de trasladar el cadáver a la cripta que la familia dispone en la catedral de La Almudena. Es decir, de estar alejado en la basílica de El Escorial, a encontrarse en pleno centro de la capital. Según publicó el diario «El País», el Ejecutivo de Sánchez se ha puesto en contacto con el Vaticano para tratar de impedirlo, y tiene previsto un viaje a Roma a finales de este mes para tratar este delicado asunto. Una paradoja si se tiene en cuenta que, según informan fuentes eclesiales a este periódico, la Iglesia ya advirtió al Gobierno de la existencia del enterramiento propiedad de la familia en la catedral de la plaza de Oriente. Advertencia que el Ejecutivo no tomó en cuenta, ya que el mensaje que la Iglesia, dirigida por el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ha transmitido desde que esta iniciativa comenzara a ver la luz, es que la coyuntura deben solucionarla el Gobierno y la familia Franco, y que la institución no puede impedir el enterramiento de un bautizado en terreno sagrado. Según informan las mismas fuentes, el Ejecutivo confió en que los nietos optasen por enterrar a Franco en el panteón familiar del cementerio de Mingorrubio en El Pardo, donde descansa el cuerpo de su abuela, Carmen Polo. Una creencia basada en que el matrimonio siempre tuvo el deseo de ser enterrado unido, por lo que Polo pidió al fallecer su marido que lo enterrasen allí, como era incluso deseo del militar, no en el Valle de los Caídos, decisión que corrió a cargo del Rey Juan Carlos y del Gobierno de Arias Navarro, precisamente para que el cuerpo de Franco no estuviese en el centro de la capital con el fin de reforzar el periodo de transición que comenzaba el país hacia la democracia.
La familia, que asegura haberse decantado desde el primer momento por la Almudena, barajó vagamente la idea, pero la falta de seguridad en El Pardo no motivó la decisión. Según informan miembros de la familia Franco, antes de presentar las alegaciones contra la exhumación de su abuelo, fueron informados de que la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, estuvo estudiando las condiciones del panteón, pero afirman que nadie se puso en contacto con ellos para negociar una solución alternativa al enterramiento en la Almudena. Entre dichas alegaciones figuran el Acuerdo sobre Asuntos Jurídicos alcanzado entre España y la Santa Sede en 1979, y el derecho a la intimidad que establece el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por el que el tratamiento después de la muerte «afecta directamente al derecho a la vida personal y familiar de sus allegados». De momento, informa la familia, no ha han tenido respuesta judicial. «Parece que ahora no tienen prisa», comentan.
Fuente: La Razón