Ni el presidente de Interpol está a salvo en China. Momentos después de salir a la luz la noticia de que el líder de esta organización internacional llevaba casi una semana en paradero desconocido, el diario hongkonés «South China Morning Post» aseguró ayer que el chino Meng Hongwei está retenido en su país de origen desde que aterrizó en Pekín el pasado 29 de septiembre. Según la misma fuente, la razón y el lugar en el que se encuentra no están claros, pero sí que permanece «bajo investigación» después de que las autoridades disciplinarias del Partido Comunista se lo llevaran para interrogarlo tras pisar suelo comunista.
La alarma saltó cuando su mujer acudió a la Policía francesa al no tener ninguna noticia de él desde que abandonara la localidad de Lyon –sede de la organización policial internacional–, con destino hacia China a finales de septiembre. Tras interrogar a su esposa, las autoridades judiciales galas decidieron iniciar una investigación para resolver este misterio que ha puesto en el punto de mira al Gobierno de Xi Jinping.
Precisamente, las especulaciones sobre su posible detención apuntan a un asunto más político que criminal, ya que antes de ser designado presidente de Interpol, Meng ostentaba el cargo de viceministro de la Seguridad Pública china, un departamento a cuyo cargo están la Policía y los servicios de espionaje. Si primero fue condenado a cadena perpetua por abuso de poder el que fuera su superior directo, el ex ministro de Seguridad Pública, Zhou Yongkang, la detención de Meng hace temer que quizás ahora le haya llegado a él su turno. Algunas teorías apuntan a que se encuentra bajo sospecha de corrupción y se puede convertir en la próxima víctima de la campaña contra la corrupción de Xi, un arma que los críticos dicen le ha servido para deshacerse de corruptos y posibles rivales políticos.
Si bien ahora Meng, de 64 años, parece ser la víctima de su propio Gobierno, cuando sustituyó a la francesa Mireille Ballestrazzi para asumir el cargo en Interpol las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos se le echaron encima. Temerosas de que aprovechara su posición para localizar a disidentes y fugitivos chinos en el extranjero, protestaron contra el nombramiento del primer chino al frente de una organización internacional que ayer declaró ser «consciente» de las informaciones sobre la «supuesta desaparición» de su representante máximo e indicó que se harán cargo «las autoridades pertinentes de Francia y China».
De hecho, el Ministerio de Interior francés compartió ayer un comunicado en el que transmite su «preocupación» por la desaparición de Meng, así como por las amenazas que dice ha recibido su esposa, y señaló que ha puesto a disposición de la familia un «dispositivo policial adaptado» para garantizar su seguridad. Hasta el momento, los agentes franceses solo han podido determinar que el jefe de la Interpol tomó el avión que iba a llevarle a China.
Medios franceses han hecho notar que en noviembre pasado el líder del país, Xi Jinping, puso al frente de los servicios de seguridad del país a Zhao Kezhi y lanzó una purga de altos cargos procedentes de los aparatos de sus predecesores, Hu Jintao y Jiang Zemin.
Sin embargo, estas prácticas de desaparición de personas que están siendo investigadas por corrupción no es algo nuevo. Los funcionarios chinos bajo investigación a menudo desaparecen durante semanas o incluso meses antes de que el Gobierno diga algo sobre su destino. Si se confirma que Meng está detenido, su caso puede indicar que la brutal campaña anticorrupción del presidente Xi no se ha detenido seis años después de su llegada al poder. En este sentido, según destacó el propio Partido Comunista de China en 2017, desde que se inició esta purga alrededor de 1,5 millones de funcionarios de todos los niveles cayeron durante el primer lustro del Gobierno de Xi, acusados de corrupción y cargos disciplinarios. Ningún área se ha librado. La purga se lleva a cabo tanto en jefes de aldeas como gerentes de empresas oficiales. Nadie está a salvo.
Con estos antecedentes, todas las alarmas han saltado tras la desaparición del número uno de la Interpol. Más aún si tenemos en cuenta que en abril, Meng perdió su asiento en el Comité Central del Partido Comunista Chino, el órgano que decide las políticas del país y cuyos miembros ostentan el verdadero poder en el gigante asiático.
Este tipo de desapariciones no solo están protagonizan por políticos, también artistas y personas de a pie son víctimas de las purgas del Gobierno. Uno de los casos más recientes fue la misteriosa desaparición el 1 de julio de la súper estrella china, Fang BingBing. Durante tres meses, nadie supo dónde estaba. Estuvo bajo custodia de la Policía por supuestamente obstruir una investigación por evasión fiscal.
Fuente: La Razón