La neutralidad de Rajoy

El ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha hablado con la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría después de que el jueves por la noche se conociesen los resultados de la votación de los afiliados y que se imponía como lista más votada, aunque con una estrecha diferencia de votos sobre el segundo, el ex portavoz del partido Pablo Casado. Pero Rajoy también contactó con Casado después del recuento provisional de esa noche. Fuentes cercanas al ex presidente recuerdan que «siempre» ha reclamado unidad tras el Congreso de julio, y que sus conversaciones no «interfieren» en el proceso de primarias ni en su decisión de quedarse al margen.

Desde el «núcleo duro» del «aparato» del partido se esperaba antes de conocerse el resultado de la votación de la militancia, y más aún después, por lo ajustado de la votación, que Rajoy medie y actúe con discreción para favorecer el acuerdo precongresual y una lista de integración. El ex presidente ha demandado a su formación que trabaje para salir unida del Congreso, pero hasta ahora las pocas declaraciones que ha hecho han ido siempre en la dirección de insistir en que está a lo que decida su partido.

Y su partido ha entrado ya en «guerra» con posicionamientos públicos y privados de un lado y del otro. Casado está dejando ver que su estrategia pasa por buscar el «cuerpo a cuerpo» con quien se impuso en la votación de la militancia, y mantener el tono y la tensión renovadora que usó en la campaña de la primera vuelta y que tan buenos resultados le dieron. La pelea por el liderazgo de Rajoy tiene como debate principal si se debe respetar o no el principio de la lista más votada, como ha defendido siempre el PP, aunque no es la regla que establecen los Estatutos del partido para la elección de sus líderes desde la reforma aprobada en el anterior cónclave nacional, de febrero de 2017.

El lunes el equipo de Sáenz de Santamaría detallará por primera vez la cuenta que ellos hacen de los compromisarios que están de su lado. Y por ahí seguirán presionando también desde la candidatura de Casado, una vez que se conozcan, además, las cifras oficiales de la votación de los afiliados. Sáenz de Santamaría va a convertir esta idea de la lista más votada en el mantra de su campaña por la integración, sin perder en su estrategia pública el perfil de moderación y mano tendida que utilizó antes de la primera vuelta. Desde el equipo de Casado contraatacan en público y en privado recordando, por ejemplo, declaraciones de la más votada por las bases en la que defendía que el punto de partida debía ser aceptar las reglas de juego y lo que dicen los estatutos, si bien se mostraba confiada en la sintonía de pensamiento entre los compromisarios y los militantes. También el equipo de Casado sacó a relucir el proyecto de ley de 2015, con el que el PP pretendía favorecer el gobierno de la lista más votada, pero siempre que se cumpliesen tres condiciones, y si no, una segunda vuelta. «Los resultados del pasado día 5 no cumplen ninguna de las condiciones que se establecen en el proyecto de ley propuesto por el PP», aseguran.

En esta «guerra» el poder orgánico está entrando ya en juego. Ayer se sucedieron pronunciamientos de cargos territoriales con la demanda de integración alrededor de la ganadora de las primarias de los afiliados para evitar fracturas en el partido. Y hoy está previsto que Sáenz de Santamaría comparezca en un acto con el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido. Desde este lado señalan que están recibiendo llamadas de apoyos de la lista de María Dolores de Cospedal, que ahora les anticipan que una vez que ella «ya es pasado», ahora votarán a favor de Sáenz de Santamaría. Pero desde el frente de Casado cargan armas en la otra dirección. Subrayan que Rajoy pidió expresamente unidad «tras el Congreso», en la misma línea que se manifiesta el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Y frente al principio de la lista más votada, su lema es que Casado es el único que puede garantizar esa unidad del partido. «Nadie se cree que no vayan a pasar a cuchillo a los de Cospedal si ganan. Llevan diez años de odio sarraceno a cuestas», argumentan los partidarios de la candidatura del ex portavoz del PP.

Si Sáenz de Santamaría defiende que se respete la lista más votada, Casado replicó ayer que «el 63 por ciento de los afiliados e inscritos no la han apoyado a ella». También incidió en que las dos candidaturas se han quedado «a apenas un 2 por ciento de diferencia» y que el Congreso tiene dos vueltas con el mismo cuerpo electoral y los mismos inscritos.

Fuente: La Razón

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