Polonia conmemoró ayer su centenario de independencia. Cuando Europa puso fin a la Gran Guerra, nació una Polonia independiente que durante 123 años había estado bajo el mando de potencias austrohúngaras, rusas y prusianas. Ayer, el presidente del país, Andrzej Duda, encabezó la marcha que recorrió las calles de Varsovia después de que el Gobierno hiciera un llamamiento a todos los ciudadanos a salir a las calles y celebrar un centenario lleno de patriotismo.
En la capital se dieron cita –bajo el manto del partido en el Gobierno, el ultraconservador Ley y Justicia–, grupos nacionalistas que hicieron arder bengalas y banderas de la Unión Europea. También pudieron verse emblemas del partido Campamento Radical, una formación polaca que tiene sus orígenes en un movimiento fascista que nació en los años treinta.
Cerca de 200.000 personas, según datos oficiales, acompañaron a los dirigentes del partido Ley y Justicia en un recorrido que terminó en el estadio de fútbol de la capital con un discurso del presidente. A esa hora, las calles seguían llenas de manifestantes. «Gracias por venir hasta aquí, por traer nuestra bandera. La bandera de nuestros padres, abuelos y bisabuelos», apuntaba en su discurso el jefe del Estado, mientras los manifestantes cantaban consignas como: «No rojo, no arco iris, solo polaco católico», en referencia a la bandera roja de la Unión Soviética y la bandera del movimiento LGTB.
Ley y Justicia (PiS) se encuentra ahora en el foco del debate nacional, porque el ayuntamiento de Varsovia –en manos de la oposición liberal– había prohibido a los movimientos fascistas y antisemitas salir a las calles para la celebración de la independencia con el fin de evitar la identificación de un acto patriótico con el objetivo político de los extremistas. La marcha del año pasado, en la que participaron unos 100.000 asistentes, fue criticada por el Parlamento Europeo en una resolución donde se instaba a los Estados miembros a actuar de manera decisiva contra la extrema derecha.
Ante la prohibición de manifestación a los extremistas en un día tan señalado, el PiS decidió invitar a estos grupos nacionalistas a desfilar junto a ellos. La oposición acusó directamente al presidente de prestar un apoyo encubierto y de servir de altavoz a un discurso que aísla cada vez más a Polonia de la Unión Europea. Porque desde su llegada al poder en 2015, el PiS ha sido visto como un partido que busca alejar cada vez más a Polonia de los valores europeos. Calificado en numerosas ocasiones de Gobierno autoritario por las políticas que buscan socavar la independencia judicial o la libertad de expresión con reformas de la Constitución, Bruselas presiona cada vez más a Polonia y ya ha aplicado multas económicas al país debido a esta deriva nacionalista.
Ultras de toda Europa
Las consignas alimentan la preocupación de Bruselas por el crecimiento de la xenofobia en Polonia en un momento en el que otros países europeos también han visto resurgir a la extrema derecha. La marcha de ayer, con los grupos de ultraconservadores polacos como protagonistas, también contó con la participación de agrupaciones de la misma ideología nacionalista que viajaron desde Reino Unido, Noruega, Italia y Alemania. Al grito de «Dios, honor y patria», llegaron a Polonia para participar en lo que ellos describieron como «la mayor marcha de la extrema derecha del año».
El 11 de noviembre, los polacos conmemoran el establecimiento de la segunda República polaca en 1918. En el posterior Tratado de Versalles se reconoció internacionalmente la independencia polaca y se definieron sus fronteras, aunque eso no consiguió acabar con la inestabilidad de sus límites occidentales, lo que provocó continuas tensiones con la vecina Alemania hasta la invasión nazi y el comienzo de la II Guerra Mundial.
Fuente: La Razón