La verja de Viveros se restaurará a los diez meses de su derribo por un choque

La construcción de hierro fundido data de 1859 y sirvió para delimitar la Glorieta hasta su traslado a los Jardines del Real


El pasado 26 de diciembre se produjo el enésimo accidente de tráfico que acabó con un vehículo empotrado en la verja del jardín de Viveros que recae a la calle General Elio. Parte de la construcción acabó en el suelo y ahí sigue diez meses después, cubierta parcialmente con una lona verde.

Cuando parecía que el retraso ya se había vuelto crónico, la concejal de Cultura, Glòria Tello, anunció ayer la contratación de una empresa para que haga las reparaciones necesarias y ese acceso del histórico jardín deje de presentar una imagen tan mala y precaria. En total, la factura ascenderá a 9.740 euros.

El motivo de la demora se ha debido a la falta de acuerdo con la empresa aseguradora que debe asumir los costes de las obras, según se informó en su día. Ayer, la delegada informó en un comunicado del inicio de los trámites para contratar la reparación, que al ser de un presupuesto tan bajo podrá hacerse por contrato menor.

«Tenemos que lamentar los diferentes accidentes que han provocado varios desperfectos a la valla que rodea los jardines de Viveros. Afortunadamente podemos anunciar el inicio de los trámites para repararla y recuperar así una pieza importante del patrimonio de nuestra ciudad», afirmó.

La reja ochocentista de hierro fundido que rodea en la actualidad Viveros «es una pieza histórica y artística que fue proyectada a mitad del siglo XIX», señaló. En 1859 sirvió para delimitar la Glorieta, donde estuvo hasta 1925 cuando se remodelaron los Jardines del Real. Siete años más tarde se recuperó la valla para poder cerrar Viveros. El valor de la construcción es indudable, lo que realza el retraso de la intervención del Consistorio, que sí ha actuado en otras zonas del parque.

En 2012 fueron víctimas de actos de vandalismo valiosas esculturas de Ponzanelli, Esteve Edo o Vicente Rodilla, entre otros. La rehabilitación de las piezas ya ha terminado, al igual que la portada que recae al puente del Real. De ahí que resultara tan llamativa la falta de actuación en el acceso donde nace la avenida Blasco Ibáñez, entrada tradicional para la Feria del Libro y otros eventos que se hacen en Viveros.

El Consistorio tiene pendientes otras actuaciones tanto en el jardín como en su entorno. Está el caso de la agencia de lectura que recae a la calle Pintor Genaro Lahuerta, seguramente uno de los casos más patentes de derroche de dinero público. Su construcción requirió una inversión de 337.000 euros en 2009 con fondos del Plan Zapatero pero la puerta de la pequeña biblioteca recae al desaparecido zoológico, con lo que obviamente no se podía abrir al público hasta que se ampliara Viveros en estas instalaciones. Eso ha ocurrido este año, en una intervención que se ha extendido hasta la parte trasera del Museo de Bellas Artes, por lo que el pasado 13 de julio se produjo el requerimiento a la empresa adjudicataria para la reconstrucción del recinto, saqueado varias veces, esta vez con un coste de 185.882 euros.

En la misma zona se mantiene una alquería, las antiguas oficinas del zoológico, también en un penoso estado de conservación y donde el Consistorio debe decidir el equipamientos público. En el ínterin se han restaurado cuatro fuentes, en el considerado jardín más singular de la ciudad y donde es notoria la falta de mantenimiento en lugares como las ruinas del Palacio Real, con bastante maleza.