¡Las Fallas 2025 se despiden entre fuego, drama y terapia emocional!

De la Dana al Infierno de las Llamas

Las Fallas 2025 no han sido unas cualquiera. No, no. Han sido las Fallas Reparadoras, un festival marcado por la lluvia, los imprevistos y, por supuesto, el fuego redentor. Vamos, que ha sido una montaa de emociones digna de una telenovela.

Han pasado a la historia junto a las legendarias Fallas de la Riada de 1958. Porque si hay algo que les gusta a los valencianos, es enfrentarse a la adversidad con un petardo en una mano y un buñuelo en la otra.

Detalle de la cremá de la falla de Blanquerías compuesta por cabezas de falleras bajo el titulo ‘El peso de la tradición’.
Ana Escobar

A pesar de los pesares, nadie se ha atrevido a cuestionar la celebración. Políticos de todos los colores han coincidido en que la fiesta era necesaria para el alma (y, por supuesto, para la economía). ¡Milagro! Un tema en el que todos se han puesto de acuerdo.

Una Cremà de contrastes

Y después del chaparrón (literal y figurado), solo quedaba el ritual final: prender fuego a todo. Y vaya si lo hicieron.

La tarde-noche se convirtió en una coreografía de llamas perfectamente sincronizada. El cambio de horario de 2021 ha demostrado ser un acierto: a medianoche, quedaban pocas fallas en pie.

Eso sí, la noche no estuvo exenta de sobresaltos. Heridos en Zapadores, el presidente Carlos Mazón presenciando el espectáculo desde el balcón municipal, y el público aguantando estoicamente entre el calor y la ceniza flotante.

El Gigantismo Fallero: ¡Houston, tenemos un problema!

Aunque todo fue espectacular, también hay que hacer una pequeña pausa para reflexionar: las Fallas se nos están yendo de las manos.

Los fines de semana son una locura de gente, las calles no dan para más, y lo que pasó el sábado durante la «mascletà» fue un aviso de que algo hay que cambiar. Mucha fiesta en la calle y poco control. A ver si en septiembre el Congreso Fallero se pone serio y no queda todo en una charla de bar.

Cremà lenta, cremà express

En la Plaza del Ayuntamiento, la quema de las fallas vivió dos momentos muy diferentes:

  • La infantil tardó en arder lo que no está escrito. «Anem de cap«, la obra de José Gallego, resistió como una campeona. Hubo que darle un empujoncito con el truco del cartón (modo supervivencia on). La fallera mayor infantil, Lucía García, aguantó el tipo, aunque al final soltó alguna lagrimilla. Normal.
  • La mayor, «Fauna Fallera«, duró menos que un helado en agosto. En cuanto prendió, desapareció en un suspiro. En media hora, la fallera mayor, Berta Peiró, y su corte ya estaban recogiendo un regalito de los artistas Alejandro y Josete Santaeulalia.

Y ahora, a desmontarlo todo

Hoy, 20 de marzo, vuelta a la realidad. Se acabó la juerga, toca limpiar.

Las carpas, los mercadillos, las churrerías… todo fuera. Y a desmontar las luces. Y las banderolas. Y la resaca, si es que alguien ha conseguido dormir algo.

Pero no os preocupéis, que en nada estamos otra vez quemando cosas. Porque si algo sabemos en València es que la vida es mejor con fuego, fiesta y pólvora.

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